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Como si no fueran suficientes los escándalos que se han presentado en la actual Administración, ahora se levanta un nuevo polvero por cuenta de un contratista, que denuncia que su firma fue falsificada, para inflar el valor de un contrato de logística de la campaña ‘Popayán te abraza’ ejecutado en la Semana Santa 2016. El ciudadano afirma que un grupo de funcionarios cobraron 70 millones por un trabajo que él hizo por 47, valiéndose de la alteración de cuentas de cobro.
La estrategia es hacer firmar una cuenta de cobro en blanco, para poder llenarla luego con los valores que se van a cobrar efectivamente. Por boca de un empleado de control de la Alcaldía, el afectado se dio cuenta de que existían facturas firmadas por él, por 70 millones de pesos. Pide explicaciones a la empresa intermediaria, la encargada de la organización de la ‘Fiesta de Reyes’. Esta le propone facturar adicionalmente por 23 millones y cuadrar los 70 millones. Como no le sonó mucho, decidió ir al despacho del mandatario de Popayán y comentarle la situación. Aquí está lo difícil de aceptar: el alcalde sabía del asunto y le parecía correcta la solución que le proponían, es decir la de firmar facturas por el excedente, y dejar las cosas de ese tamaño. No podríamos afirmar contundentemente que haya sido un hecho flagrante de fraude o malversación, pues podría tratarse de un error humano y lo que se quería era recomponer un trámite mal hecho. Pero entonces ¿por qué le hacen firmar una cuenta de cobro en blanco en un principio? Ahí se puede suponer que hay una acción tendenciosa, planificada, que es ‘normal’. Eso es lo que dicen en el ámbito de los contratistas; que son ‘cosas normales’. En la cultura de la corrupción en la que vivimos en esta sociedad, ‘trincar’ al Estado es parte del día a día. El Alcalde, independientemente de las razones por las que se manipularon las cuentas de cobro, tuvo que ordenar de inmediato una investigación para depurar responsabilidades. Ni más ni menos. Pero no lo hizo, le pareció que todo estaba bien, que todo era ‘normal’.