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Popayán cumple 482 años de fundación y desde hace algún tiempo, lo celebra con una gran torta cuya decoración hace alusión a su historia y cultura. Se trata de una obra de arte de la repostería que no solo deja perplejos a los miles de asistentes al festejo, sino que además deleita sus paladares.
Para esta ocasión, 60 kilos de pastel con una extensión de 1,40 por 2,00 metros y una representación del paso La Crucifixión, en alusión de la Semana Santa, será el regalo culinario para la ciudadanía.
Pero ¿Quién está detrás de este manjar que cada año es donado por uno de los almacenes de cadena más grandes del país con sede en la capital caucana? Se trata del auxiliar especializado Humberto Velasco, un empleado que, con el apoyo de sus compañeros, no solo puso sus dotes culinarios a tan noble propósito, el ingenio y creatividad que lo han caracterizado durante 25 años de servicio a su empresa, también han jugado un papel determinante.
A Humberto le propusieron hace más de cinco años hacer una gran torta para donar a la ciudadanía a través de la administración de turno, sin embargo, ni las directivas de su empresa ni los cerca de dos mil personas que año a año disfrutan de una porción del delicioso pastel, pensaron que el resultado fuese también una obra maestra.
Quien no recuerda aquella torta con la imagen de la Torre del Reloj y el Puente del Humilladero, que el alcalde de la época, Francisco Fuentes recibió con admiración, y no es para menos si se tiene en cuenta que para dicha representación, se puso a prueba la creatividad y paciencia del repostero que, se dio las formas de elaborar el empedrado con chocolate, los ladrillos uno a uno en crema y los faroles en bombones recubiertos. Y así cada año un trozo de torta con representaciones de las iglesias Ermita, Belén, entre otras, han deleitado a los payaneses que acuden a los actos que organiza la alcaldía.
En esta ocasión el reto para Humberto está a la altura del acontecimiento, 9 bloques cada uno integrado de 9 tortas son la base para el paso de la Crucifixión que con esmero construyó. Los cuerpos de los cargueros fueron hechos con donas y partes de muñecos, así como otros elementos que de manera recursiva fue consiguiendo. Sin lugar a dudas una deliciosa forma de celebrar 482 años de la hidalga Ciudad Blanca.