Hijos agresivos

Hijos agresivos con sus padres
Hijos agresivos

Hay muchos casos de hijos agresivos. Lejos quedaron los tiempos en que nuestros padres con una mirada frenaban cualquier desobediencia o amague de ella. Ningún niño se atrevía a levantar una mano, un pie, ni una voz a los mayores, llámense padres, profesores o adultos en general. Ahora hay muchos niños y adolescentes que son verdaderos dictadores en sus casas y tienen a sus padres comiendo de su mano.
Normalmente se habla o se hablaba del maltrato de padres hacia los hijos, pero en menos ocasiones, se trata el tema cuando ocurre a la inversa, cuando son los hijos quienes agreden física o verbalmente a los padres. Lo vemos a diario, hijos que le lanzan manotada y patadas a sus padres, en público y en privado.

Hijos agresivos

Son situaciones delicadas, en las que muchos padres se quedan petrificados u otros reaccionan con violencia, pero, sobre todo, no entienden por qué sus hijos tienen esas reacciones agresivas. Las estadísticas muestran que estos niños no tienen unos padres muy autoritarios, tampoco provienen de familias separadas o de aquellas con un nivel socioeconómico bajo.
El principal problema es la falta de normas y límites en la educación. Son niños que reciben una educación demasiado permisiva en la que mantienen una jerarquía de igual a igual con sus padres. Son niños tiranos y mandones, con una baja tolerancia a la frustración, no aceptan un no por respuesta, son impulsivos y manifiestan poco apego hacia los demás.

Las rabietas

Según los expertos, los niños que desarrollan conductas agresivas a temprana edad tienen la tendencia de continuar este comportamiento cuando son mayores, para frenarlo se debe: Establecer normas y límites. No hace falta inundarles a normas, pero sí establecer unas básicas que comprendan y que respeten. No razonar cuando está en plena explosión: el momento de la rabieta no es el más adecuado para dialogar. En esos momentos hay que tratar de que no se hagan daño a ellos mismos, a otros niños o a nosotros y esperaremos a que haya pasado la pataleta para hacerles comprender por qué no está bien lo que hicieron.
Estimular el vínculo: hacerles saber cuánto les queremos, participar de sus aficiones, hablar con ellos, mostrarles afecto, en definitiva, fomentar también la inteligencia emocional en nuestros hijos y el apego es fundamental.

Te Puede Interesar