Pablo Milanés en mis recuerdos

Diego Jaramillo SalgadoDiego Jaramillo Salgado

Las canciones y su música entran en la vida de las personas inusitadamente. Sin escuela previas ni aprendizajes programados. El simple susurro puede ser la ventana abierta a la interiorización de un tema que sincroniza con los anhelos o las vivencias de quien los escucha. A través de ellos le damos sentido a muchas de nuestra prácticas cotidianas en que nuestro ser se debate entre la añoranza de un pasado sensible a lo que las arropó y un presente en que se reactualiza aquello que fue entrañable. Por eso, cuando anunciaron la muerte de Pablo Milanés fue como si alguien muy cercano se alejara para siempre de nuestro entorno. Con la diferencia de que personajes como él siguen presentes en sus canciones reviviendo los momentos en que cada una de ellas hicieron parte de nuestro entorno. En el amor y en la esperanza. En la felicidad y en el hastío. En la denuncia y en la lucha. Terminando nuestros estudios universitarios, era inevitable escuchar en coro: “yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada” y terminarla con el grito desgarrador de condena a Pinochet y de evocación de Salvador Allende. El cantar de Víctor Jara y de Violeta Parra encontraba eco desde Cuba en este juglar anunciando: “renacerá mi pueblo de las ruinas/ y pagarán su culpa los traidores”. Cerrado emblemáticamente con el sentido de vivir: “la vida no vale nada/ si tengo que posponer/ otro minuto de ser/ y morirme en una cama”. Dando cuenta de un compromiso político por la libertad, la equidad y la vida digna. Y, cómo no, por el amor. Esas canciones llevaron a no pocos militantes de izquierda a calificarlo de renegado por, supuestamente, embelesarse en lo cotidiano del diario vivir. Ignorando una parte intrínseca del ser humano: amar y ser amado. Querer y ser querido. Atado inexorablemente al encuentro con el otro o la otra, signo inevitable de la convivencia y la vida social. Elemento sustancial en cualquier proceso de transformación social. Esa confluencia entre su inserción en la crítica a sociedades injustas, inequitativas e inhumanas y su canto al amor, hizo de su expresión artística una atracción profunda de públicos amplios. No exclusivamente de gente de izquierda sino también de aquellos que gozan del arte como una forma de manifestación universal de lo humano. En función de una conjunción entre la poética de las letras, la capacidad del cantante para darle sentido en los sonidos que produce y los acordes musicales, en una dimensión lúdica para quien busca darle un contenido profundo a su vida.

Te Puede Interesar