El hombre que podría ser clave para crear el antiveneno universal
Tim Friede ha sido mordido más de 200 veces por serpientes venenosas, muchas de ellas de forma intencional. Su objetivo: volverse inmune al veneno y ayudar a desarrollar un antídoto más eficaz. Friede, originario de Wisconsin (EE. UU.), lleva casi dos décadas exponiéndose voluntariamente al veneno de mambas, cobras y taipanes. Comenzó inyectándose pequeñas dosis y, con el tiempo, permitió que las serpientes lo mordieran directamente.
«Al principio tenía mucho miedo, pero con el tiempo aprendí a controlarlo», cuenta. Aunque su método es extremadamente arriesgado y no recomendable, los científicos creen que su sangre podría ser clave para crear un antiveneno más universal y humano.
Actualmente, los antivenenos se fabrican inyectando veneno a animales como caballos, y extrayendo los anticuerpos generados. Estos tratamientos suelen ser específicos para ciertas especies y pueden causar reacciones adversas en humanos.
Pero Friede podría cambiar eso. Peter Kwong, de la Universidad de Columbia, lideró un estudio publicado en la revista Cell, en el que se identificaron dos anticuerpos en la sangre de Friede que neutralizan toxinas de varias especies de serpientes. Es un paso esperanzador hacia un antiveneno de amplio espectro.
Aun así, el tratamiento está en fases iniciales. Hasta ahora solo ha sido probado en ratones y aún faltan años para ensayos en humanos. Además, no es eficaz contra todas las serpientes: las víboras, como las cascabel, siguen siendo un desafío.
El propio Friede ha sufrido consecuencias graves: ha estado hospitalizado varias veces y perdió parte de un dedo. Actualmente trabaja con Centivax, una empresa que busca convertir esta investigación en un tratamiento viable.
Aunque su historia es única y ha captado la atención de la comunidad científica, Friede lanza una advertencia clara:
“No intenten esto. No vale la pena arriesgar la vida.”