ASESINARON AL ‘ZAR’ DE LA ESMERALDA BOYACENSE

El esmeraldero fue abatido por un francotirador en un conjunto residencial al norte de la capital colombiana.
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Ejecución de alto calibre

A plena luz del día del pasado domingo 6 de abril, dentro del conjunto residencial Arboretto Reservado, ubicado en la calle 140 con carrera séptima, en la zona norte de Bogotá; la violencia volvió a hacer de las suyas. Esta vez, con un tiro certero y sin margen de error. El blanco: Hernando Sánchez, esmeraldero y mano derecha del fallecido Pedro Orejas, conocido como ‘Pedro Pechuga’. El autor: un francotirador profesional que, sin dejar rastro, lo eliminó en segundos.

Nacido en Briceño, Boyacá, Jesús Hernando Sánchez Sierra, de 62 años. era conocido como el ‘zar de las esmeraldas’. Fue socio cercano del fallecido Víctor Carranza y dirigía las empresas Emerald Planet y Perfect Emerald, dedicadas a la exportación de esmeraldas. Tras la muerte de Carranza y otros líderes del gremio, Sánchez se consolidó como una figura central en la industria esmeraldera, especialmente en el municipio de Maripí,

Un método que se repite

Lo estremecedor del caso no es solo el hecho en sí, sino la forma en la que se cometió: idéntica al asesinato de ‘Pechuga’, perpetrado hace menos de un año. La coincidencia no parece casual. Todo apunta a una escalada de violencia en el mundo esmeraldero, donde las venganzas, los reacomodos de poder y la codicia desmedida están dejando un rastro de sangre.

Sánchez se encontraba en compañía de familiares y amigos cuando recibió el disparo que le causo la muerte inmediata. Las autoridades hallaron en una zona boscosa cercana al conjunto una estera, un trípode improvisado y una botella de agua, lo que sugiere que el atacante, seria posiblemente un francotirador, quien espero pacientemente por varias horas para efectuar el disparo desde una distancia aproximada de 80 metros.

¿Quién mandó a matar al esmeraldero?

Aunque el asesinato aún no tiene responsables identificados, para los expertos en temas criminales está claro: no fue un crimen común. El tipo de arma usada, la precisión del disparo y la estrategia de escape del tirador indican que no se trata de sicarios callejeros, sino de asesinos de élite. Todo indica que detrás hay una estructura con dinero, poder y sed de control.

No era la primera vez que Sánchez era blanco de un atentado. En 2012, sobrevivió a un ataque en el que recibió nueve impactos de bala, tras lo cual incrementó significativamente su seguridad personal. Sin embargo, este reciente ataque se produjo en un espacio considerado seguro, lo que ha generado inquietud en el sector.

“La ambición mata más que la bala”

Lo más alarmante de este caso es el cómodo silencio que envuelve al mundo esmeraldero. Hay códigos. Hay pactos. Y hay mucho que callar. Pero el hilo conductor es claro: la ambición. Una ambición que, sin límites, convierte las joyas en condenas, y la riqueza en sentencia.

Las autoridades están recopilando pruebas y testimonios para determinar si existe conexión entre este homicidio y el de ‘Pedro Pechuga’, dado el parecido en el modus operandi y la ubicación de los hechos. Hasta el momento, no se han identificado sospechosos ni se han realizado capturas relacionadas con el caso.

La ejecución de Sánchez demuestra que en el país se juega algo más que la vida: se disputa el poder, se mueve la plata sucia, se reacomodan los reinados del crimen.

El crimen de Hernando Sánchez no solo revive la guerra por el control de las esmeraldas, sino que confirma que las mafias no han desaparecido: mutaron, se infiltraron y ahora disparan desde las sombras.

Lo que callan las esmeraldas

Este no es solo el asesinato de un hombre. Es el reflejo de un negocio que, pese a su brillo, está manchado de sangre. Es una muestra de cómo la codicia sigue disparando, sin remordimientos, sin justicia, sin freno. Y mientras los disparos sigan hablando más fuerte que la ley, el poder en Colombia seguirá teniendo precio… y punto de mira.