Un cambio motiva nuevas cosas, nuevas experiencias, riesgos y retos, y para un restaurante como Canasto Picnic Bistró cuidadoso de la inspiración, de la experiencia y de lo que experimentan los sentidos al comer, esta nueva sede fue la oportunidad perfecta para darle nuevos platos, coctelería de autor y de poner a la sostenibilidad como bandera de todo para que así las personas salgan más felices de lo que entraron.
Canasto, que por seis años tuvo su primera sede en el Parque el Virrey, ahora ofrecerá sus sabores en su nueva sede frente al Parque de Usaquén, eso sí, con el doble de capacidad. Pasaron de contar con 80 puestos, a 162 espacios que distribuidos en los más de 400 metros cuadrados aseguran un espacio confortable para cada comensal, ya sea de día o de noche, de conmemoración o celebración, el lugar hoy es una invitación a disfrutar el tiempo.
“La inspiración, como en cualquier arte, tiene un sentido, un origen, que se puede ver en los nuevos platos del menú con los que honramos nuestra palabra de cuidar y enaltecer los productos de origen colombiano, pero dándole un toque de alta cocina y floreciendo esa reinterpretación de la comida para ser platos únicos, sin perder el norte: optimizar productos locales y finalizarlos con flores comestibles”, cuenta Andrés Pieschacón, socio, fundador y gerente de Canasto Picnic Bistró.
El menú cuenta con varios platos nuevos como el Ribeye, un corte de 500 gramos de ganadería regenerativa, o el pollo de campo al horno tradicional colombiano marinado en salmuera de achiote, ajo y hierbas, también en esta renovación de la carta reluce el osobuco en demiglace sobre risotto de cúrcuma.
Quienes ya estaban acostumbrados al brunch podrán explorar aún más esta experiencia hecha para compartir, que se complementa de forma ideal con la panadería artesanal.
Canasto Picnic Bistró sigue siendo ese lugar icónico y posicionado para el brunch, pero esta nueva apuesta de espacios y esta renovación, y aquí tiene mucho que ver el espacio con el que ahora cuenta el lugar, lo hacen ideal para tardear, para tener pequeñas reuniones al final del día, o de disfrutar un buen cóctel después de una jornada de trabajo mientras se come con amigos. Disfrutar, estar y pasarla bien en las tardes y noche para muchos es una receta para el alma y Canasto y su ambiente buscan ser el espacio más que adecuado para esto.
Luego de la muerte de Alejandro Cuellar, quien fue co-fundador y se desempeñaba como chef ejecutivo de Canasto, hoy las riendas de la cocina están a cargo de las talentosas manos de Juan Rodríguez, mano derecha de Alejandro, siendo así una garantía por el respeto y el cuidado de cada uno de los sabores que integra cada plato del menú.
Pasando a la carta, Canasto no solo estrena espacio y está dispuesto a brindar a más comensales una experiencia que active los sentidos, sino que también lo hace con un menú renovado y con platos que exaltan nuestros productos locales. Con opciones veganas, vegetarianas y libres de gluten, entre las que destaca el Arroz meloso del pacifico que puede ser vegano o adicionarle pescado o camarón y las nuevas donas horneadas libres de azúcar, gluten y lácteos.
Las entradas también se renovaron. Hoy para iniciar la experiencia, se puede disfrutar de un tiradito de camarones en base de pimentones rostizados, bocaditos de rabo de toro en pan al sartén, el rabo de toro mantiene una cocción de mas de 16 horas, mientras que los quibbes veganos a base de setas mandan la parada para el comensal vegano.
Y por esa misma línea va la coctelería, como mejor complemento para el final del día y entrada la noche. La mayoría son cocteles clásicos, pero con ese twist colombiano que le imprime Canasto. Por ejemplo, el Viche Sour, con extracto de lulo, o un Negroni del Pacífico con Vermouth de hierbas de azotea y bitter de guayabita y naranja y el atrevido de la casa, el Margarita de Flores. Sin mencionar las sangrías que se perfilan como las mejores de la ciudad.
“Canasto, hoy por hoy, es el único restaurante en Colombia con el sello Basura Cero Global, una distinción otorgada ya que reutilizamos más del 84% de residuos sólidos y contamos con un detallado sistema de gestión y reducción de nuestros residuos sólidos” cuenta con orgullo Andrés Pieschacón, socio, fundador y gerente de Canasto.
La arquitectura de Canasto Picnic Bistró
La arquitectura del lugar logra ser una experiencia que cautiva, en especial para quienes admiran lo artesanal. Canasto cuenta con diferentes lámparas hechas en fibras naturales, principalmente de fique, resaltando y dándole una nueva reinterpretación a este tipo de productos elaborados bajo este material. La decoración se armoniza con un variado y amplio número de plantas que limpian el aire y llenan de una energía especial a esta nueva sede.
“Canasto, como palabra misma nos hizo pensar en muchas fibras, por eso esa premisa nos llevó a ver los canastos de fique como esa inspiración. La frase que resume todo lo que hoy es el restaurante en su arquitectura es el buen vivir, ser un templo para el buen vivir, generar consciencia y disfrute”, afirma la arquitecta María Adelaida Herrera, quien pertenece a Studio Crearq, encargados de darle esta nueva apariencia al restaurante.
En palabras de María, Canasto hoy es un parque de bolsillo. Todos los asistentes, cuando ingresen podrán disfrutar de una decoración llena de colores tierra, con una paleta que se inclina hacía los tonos beige, cafés, y que emanan serenidad, que le dan vida a este “parque doméstico inspirado en el campo”.
Las pequeñas salas que hoy existen en el lugar entregan la intimidad necesaria para los encuentros entre amigos. Además, la idea es que sea posible hacer un picnic adentro del restaurante, que la decoración, los colores y el ambiente brinden esa experiencia de libertad y tranquilidad, pero con los mejores platos a la mesa.
Canasto Picnic Bistró con esta renovación de menú y nuevo espacio busca que sus comensales obtengan una excelencia en el servicio, una consciencia real por enaltecer nuestros más profundos sabores y la arrolladora intención de ser un templo para el disfrute y el buen vivir. ¡A comer!