Unos de los recursos más importantes para la vida en la Tierra es el agua. Hoy en día se conoce que solo los océanos producen el 50% del oxígeno del planeta, esencial para la conservación de la biodiversidad global, la regulación del clima y producción de alimentos.
No obstante, de acuerdo con la Fundación WWF, 11 millones de toneladas de residuos plásticos entran a los océanos cada año a causa de las prácticas humanas. Este hecho perjudica la capacidad de los océanos para actuar como sumideros de carbono, lo que provoca un incremente en el calentamiento global.
En los últimos 20 años, las industrias han producido el doble de plástico en casi todo un siglo. Lo que es más alarmante, es que cada año se producen aproximadamente 400 millones de toneladas de desechos plásticos.
Pero como los problemas provocados por los humanos también pueden ser solucionados por nosotros mismos, la ciencia ha sido una herramienta clave para la el estudio y mitigación de los problemas ambientales provocados por la contaminación por plásticos.
La ciencia y los investigadores
En ese sentido, un equipo de investigadores del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC) en Madrid, España, ha diseñado un tipo de proteína artificial capaz de degradar microplásticos de tereftalato, el material más empleado en muchos envases y botellas, con el fin de reducirlos a sus componentes esenciales, lo que acelerará su descomposición o su correcto reciclaje. Debido a un hallazgo sin precedentes, se sabe que la anémona de fresa (Actinia fragacea) produce una proteína de defensa contra agentes externos, la cual se ha modificado y añadido la nueva función tras un diseño mediante métodos computacionales.

El docente e investigador de ICREA, Victor Guallar, explicó que “lo que hacemos es algo así como añadirle nuevos complementos a una herramienta multiusos para dotarla de otras funcionalidades diferentes”. Estas modificaciones constan de apenas tres aminoácidos que funcionan como tijeras capaces de cortar pequeñas partículas de PET.
Los resultados prometen que la nueva proteína es capaz de degradar micro y nanoplásticos de PET con “una eficacia entre 5 y 10 veces superior a la de las PETasas actualmente en el mercado y a temperatura ambiente”, aseguró Guallar.
Este proyecto científico posibilita actuar a temperaturas superiores a 70°C para hacer el plástico más moldeable, lo que facilitaría su uso en forma de filtros, que “podrían ser usados en depuradoras para degradar esas partículas que no vemos, pero que son muy difíciles de eliminar y que ingerimos”, destaca Manuel Ferrer, investigador del CSIC y coordinador del estudio.
Un diseño que permite la depuración y el reciclado
Otra ventaja de la nueva proteína es que se diseñaron dos variantes. El resultado es que cada una de ellas da lugar a diferentes productos:
- Una variante descompone las partículas de PET de forma más exhaustiva, por lo que podría usarse para su degradación en plantas depuradoras.
- La otra da lugar a los componentes iniciales que se necesitan para el reciclaje. De esta forma podemos depurar o reciclar, según las necesidades.
Con este avance científico “lo que buscamos es aunar el potencial de las proteínas que nos da la naturaleza y el aprendizaje automático con súperordenadores para producir nuevos diseños que nos permitan alcanzar un entorno saludable de cero plásticos”, concluye Manuel Ferrer.