Según los relatos de las personas que han pasado un experiencia con el cáncer, es una palabra que puede generar miedo e incertidumbre. Su diagnóstico se recibe como una sentencia de muerte. Sin embargo, es posible encontrar maneras de enfrentar al cáncer y vivir para contarlo.
En el marco de la semana de la prevención del cáncer de mama y cuello uterino en la ciudad y celebrando los logros de millones de mujeres que superaron o que aún viven con estas patologías, la Secretaría Distrital de Salud realizó un homenaje a la población sobreviviente y a las personas que se encuentran en tratamiento.
Cabe recordar que el cáncer de mama es una enfermedad cada vez más frecuente. Cada año en las Américas, más de 491.000 mujeres son diagnosticadas.
En Colombia según datos de SIVIGILA en 2022 se presentaron 2.185 casos nuevos de cáncer de mama. Sin embargo, su dictamen tiene altas probabilidades de recibir un abordaje oportuno cuando se cuenta con una atención integral en salud y con prácticas preventivas por medio de las cuales las mujeres puedan conocer su cuerpo y detectar oportunamente irregularidades.
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Enfrentar al cáncer, la única alternativa
Martha Lucía Cuervo es una mujer con buena salud física y mental. Sin embargo, hace 5 años su cuerpo mostró señales extrañas, una serie de pistas que solo trajo incertidumbre y miedo.
“Al bañarme identifiqué que de mi pezón derecho salía un líquido sanguinolento que no reconocía”, explicó Martha, sobre las primeras sensaciones que emitía su cuerpo tras presentar cáncer de mama.
¿Qué podía ir mal en mi cuerpo? ¿Cómo debo actuar? Eran las preguntas que
intimidaban a Martha Lucía. Ese mismo día, recibió su primera valoración médica dadas
las irregularidades que su cuerpo le había manifestado.
Tras la noticia, decidió comenzar de inmediato con el tratamiento. Tiempo después vinieron citas con el cancerológico, tomas de mamografía, ecografías, biopsias e inminentemente arribaron las cuadrantectomías que arrojaban resultados en los que se comprometían los bordes del tejido de su mama con células cancerosas.
Uno de los tratamientos comunes y definitivos a la hora de hablar de cáncer de mama, es la mastectomía, que se define como la extirpación quirúrgica total o parcial de la mama, y que se concibe entre los relatos, como la redención a esta patología.
“había concebido este tratamiento y me sometí a él porque reconocí que esta enfermedad había venido a dejarme una lección (…) yo produzco mi cáncer y yo les puedo decir a esas células que permanezcan en mí y que se alimenten de mí, pero al mismo tiempo, puedo manifestarles que es hora de que abandonen mi cuerpo”.
Martha Lucía Cuervo.
A pesar de los impactos psicológicos y sociales que trae el cáncer en las mujeres, la sociedad puede acompañar de forma asertiva estos procesos para mejorar la calidad de vida de quienes estuvieron o se encuentran en tratamiento y disminuir su sufrimiento.
“Hace 15 días tuve mi último chequeo y salió perfecto. Con seguridad, hoy puedo decir que, mi cuerpo me había hablado. Incluso antes de ese día; incluso antes de haber visto las primeras señales. Pero yo no tuve tiempo para escucharlo”.
Martha Lucía Cuervo.
El cáncer: una palabra educativa
Muchas personas no saben la importancia de educar a los más jóvenes sobre el autocuidado y la prevención de enfermedades. Es aún menor la cifra de personas que saben qué se debe hacer cuando hay indicios o se es diagnosticado con algún tipo de cáncer.
Por ese motivo, es necesario ver al cáncer como una oportunidad para romper todos los prejuicios sobre esta enfermedad con el fin de indagar sus causas y consecuencias en la salud. Esto nos permitirá enfrentarla con los conocimientos y prácticas adecuadas que pueden ayudar a erradicarla de nuestros organismos.
Así lo explica Annie Garzón, una de la sobrevivientes al cáncer de mama.
Por otro lado, hay otros tipos de cáncer que no se pueden dejar pasar desapercibidos. Como el cáncer de cuello uterino, una enfermedad que ocupa el cuarto puesto del cáncer más frecuente en las mujeres. Se estima que su incidencia para el año 2020 fue de 604.000 nuevos casos en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. En Colombia para el año 2022 se presentaron 2.710 casos nuevos según el SIVIGILA.
Esta enfermedad tiene su origen en una infección persistente por el Virus del Papiloma Humano (VPH); se estima que el 99% de los casos de cáncer de cérvix, es producto del VPH. Además, según la organización mundial, las mujeres con VIH tienen seis veces más probabilidades de ser diagnosticadas que las mujeres sin VIH.
En definitiva, hay una doble carga en la salud de las mujeres. Las personas con diagnóstico de cáncer de cuello uterino, se ven sometidas por la discriminación y el estigma social ya que su enfermedad está vinculada a su sistema reproductivo y a roles de género tradicionales.
Por todo esto, las personas que presentan este cáncer prefieren mantenerse anónimas ya que deben enfrentar incluso el estigma y la discriminación. Aún así, han querido resaltar el procedimiento que algunas eludieron y que para otras fue clave ya que les permitió acceder oportunamente a su tratamiento.
“Muchas no están con nosotros porque no se hicieron la citología y se confiaron. Las personas ven síntomas de alarma y no van al médico, es importante ir en una fecha temprana, apenas se detecte la enfermedad, para recuperarse y no dejarle dolencias a los familiares.”
Testimonio anónimo.
La vacunación es la clave
Si hablamos de cáncer de cuello uterino, por ejemplo, sabemos que la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) puede prevenir la mayoría de los casos de este cáncer y, a pesar de ello, muchos padres y madres no dejan que sus hijas reciban las vacunas porque consideran que éstas se asocian a la promiscuidad sexual.
Al mismo tiempo, muchas mujeres no se hacen pruebas de detección y no reciben tratamiento para el cáncer de cuello uterino porque creen que ser VPH positivo puede verse como signo de infidelidad y falta de control sexual.
La Organización Mundial de la Salud se ha propuesto enfrentar el cáncer de cuello uterino a través de la estrategia 90 -70 -90:
- 90% de cobertura de vacunación contra el cáncer de cuello uterino en niñas antes de los 15 años.
- 70% de cobertura en tamizaje con prueba de ADN del virus del papiloma humano en mujeres, énfasis entre los 35 y 45 años.
- 90% de inicio oportuno y adherencia a tratamiento en lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino.
Finalmente, esta iniciativa promueve el autocuidado en hombres y mujeres, en los diferentes momentos del curso de vida e interviniendo los factores de riesgo que favorecen la transmisión del VPH y otras enfermedades.