¿De cuál austeridad habla Petro?

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El presidente de la República Gustavo Petro, quien, durante su campaña presidencial, habló horas y horas de la necesidad de aplicar la máxima austeridad en el Gobierno, no nos resultó tan ahorrativo que se diga.
No de otra manera se explica las estrafalarias compras que su Gobierno ha hecho en las últimas horas, las cuales se acercan a los 200 millones de pesos en medio de la indignación nacional, puesto que no nos metamos mentiras, no se esperaba que nuestro mandatario nacional tuviera tanta urgencia de un televisor de 27 o 28 millones de pesos, que dicen costó ese suntuoso electrodoméstico.
Tampoco pensamos que el presidente Petro, declarado animalista y ambientalista, iba a tener el pésimo gusto de comprar dos plumones a 4 millones de pesos cada uno, elevadísimo precio que suponemos a que fueron elaborados con plumas de ganso. Naturalmente, como era de esperarse, al presidente Gustavo Petro y a su vicepresidenta, Francia Márquez, que también se compró sus cositas, le han llovido rayos y centellas, por ponerse de manirrotos, en momentos en que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, hace toda clase de malabares, para equilibrar una economía que casi hace trizas, la emergencia sanitaria que afrontó el país. Nos parece que el señor Presidente de la República, en efecto, debe tomar medidas para que estas cosas, que tanto desdibujan la imagen y el prestigio de un Gobierno no se repitan.
De tal manera, que el mejor consejo que hoy le podemos dar al presidente Gustavo Petro, es que se entere de cómo se gasta la platica para no seguir cayendo en esas cosas ostentosas que nos hacen acordar, del antiquísimo dicho en el que se expresa, que “él que no ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver”. Es verdad, que este Gobierno ha expresado que llegó la hora de vivir sabroso, un deseo muy reconfortante que ojalá se cumpla, pero sin necesidad de que la sabrosura consista en comprar artículos superfluos y carísimos a expensas de los demás. Seguramente, anoche el presidente de la República, Gustavo Petro, sentado frente a la gigantesca pantalla del televisor de 27 o 28 millones de pesos, se habrá dado cuenta por las noticias, que lo caro, sale caro.