El 8 de marzo de 2014, el vuelo 370 de Malaysia Airlines desapareció sin dejar rastro, convirtiéndose en uno de los mayores misterios de los últimos años. A bordo del avión viajaban 239 personas. El vuelo, que se dirigía a Beijing (China), debía durar seis horas, pero la comunicación con la torre de control se perdió tan solo 40 minutos después del despegue y la señal del avión desapareció de los radares civiles de Malasia.
Este enigma podría tomar un nuevo rumbo luego de que un grupo de investigadores británicos detectara una señal que podría indicar la ubicación del MH370. Según la Universidad de Cardiff en el Reino Unido, la señal tiene una duración de seis segundos.
Aunque este descubrimiento no proporciona la ubicación exacta del avión, podría ser útil para ampliar la información disponible y delimitar una nueva zona de búsqueda. Los investigadores han analizado más de 100 horas de datos de hidrófonos obtenidos tras diez accidentes aéreos históricos y la desaparición de un submarino para obtener nuevas perspectivas y abordar futuros incidentes similares.
A lo largo de la última década, han surgido diversas teorías sobre lo ocurrido con el MH370. Una de las primeras hipótesis sugería que el piloto al mando y el primer oficial podrían haber secuestrado el avión, dado que entre los pasajeros había personas de interés público. Sin embargo, esta teoría perdió fuerza al no encontrarse evidencias que la respaldaran.
Otra línea de investigación consideró la posibilidad de un secuestro por parte de la tripulación o un pasajero, inspirada en los antecedentes del atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Las autoridades realizaron una simulación en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur con un avión similar, concluyendo que la mayoría de los pasajeros del vuelo original tenían familia e hijos, lo que redujo las probabilidades de un secuestro interno.
También se exploró la teoría de una caída causada por un problema de presurización, sugiriendo que una baja en los niveles de oxígeno pudo haber dejado inconscientes a todos los tripulantes y pasajeros, permitiendo que el avión continuara en piloto automático hasta agotar su combustible y caer en algún punto del mar. Sin embargo, aunque se identificaron fallos en el sistema de presurización de la aeronave ocho meses antes del accidente, no se tiene certeza de que esto haya ocurrido.