
Hemos venido hablando por estos días del drama del suicidio. Personas que un día deciden ponerle fin a su existencia por diversas causas; emocionales, económicos que acaban desencadenando un problema de base. El suicidio entonces es el último paso de una depresión no tratada. Estamos pasando tiempos muy difíciles, hay situaciones muy complicadas en la sociedad. Pero nosotros también podemos poner un granito de arena y está en nuestras manos ayudar en algo a aquellos que lo están pasando mal.
Ayuda
Cuando alguien cercano sufre depresión intentamos ayudarlo pero no siempre sabemos cómo hacerlo, y a menudo incluso nos parece que estamos estropeando las cosas. Según especialistas hay una serie de tips que si bien no son una fórmula mágica, sí pueden ayudar a aliviar el malestar psicológico de una persona que atraviesa por un cuadro depresivo.
Ten presente que el otro te necesita y te valora, aunque te parezca que no. Escuchar. Es difícil creer que solo escuchando somos tan útiles para la otra persona, pero es así, el otro solo necesita que lo escuches, sin consejos ni soluciones. Nunca digas “tranquilízate” ni “intenta animarte”, a menos que también vayas a brindar instrucciones detalladas e infalibles. Entiende que se trata de una enfermedad. Se dirán cosas que en realidad no se sienten. Ponte en su lugar. Comprende, sobre todo, que lo que a ti podría parecerte fácil –como ir a una tienda, por ejemplo– tal vez sea un desafío imposible para un depresivo.
Nada personal
No te tomes nada de manera personal, así como tampoco te tomas de manera personal que alguien tenga gripe o síndrome de fatiga crónica o artritis. Nada de esto es culpa tuya. Ten paciencia. Comprende que no va a ser fácil. La depresión fluye y refluye y sube y baja. No permanece quieta. No tomes un momento feliz, o uno malo, como prueba de recuperación o recaída. Busca el objetivo a largo plazo. Hazle compañía. Pregunta en qué puedes ayudar. Lo principal que puedes hacer es simplemente estar presente. Alivia toda la presión tanto la existencial como la alboral, familiar, etc. Trata de evitar que el depresivo se sienta más anormal de lo que ya se siente. ¿Tres días en el sofá? ¿No ha descorrido las cortinas? ¿Llora por decisiones difíciles como qué par de calcetines ponerse? Y qué. Nada del otro mundo.