Economía emocional en cifras: así influye el estado de ánimo nacional en el consumo digital

El 62,3% de los colombianos afirma sentirse preocupado por su situación económica, según la más reciente Encuesta de Pulso Social del DANE. A esta cifra se suma el 41,5% de los ciudadanos dicen haber experimentado ansiedad frecuente en el último mes. Estos indicadores no solo revelan un país emocionalmente tenso, sino también una ciudadanía cuya manera de consumir está profundamente marcada por su estado anímico.

Este fenómeno, conocido como economía emocional, se vuelve especialmente relevante ante el actual clima de tensión social, inflación persistente y malestar emocional generalizado. Lo que nos lleva a tomar decisiones precipitadas ante el estrés, la soledad o la situación de incertidumbre económica. 

La inestabilidad, el principal sentimiento en Colombia

A pesar del aumento del salario mínimo, la inestabilidad financiera, el aumento del costo de vida y la inseguridad generalizada persiste en el clima emocional del país. Algo que se refleja en la alerta de MinSalud sobre el incremento de diagnósticos relacionados con la salud mental, concretamente de ansiedad generalizada, depresión leve-moderada y trastornos del sueño.

En enero de 2025, el 66% de los hogares declaró que no les alcanza para cubrir sus gastos mensuales (DANE). 

A esto se le suma el hecho de que los mecanismos tradicionales de estabilidad emocional, como los vínculos familiares o la oferta de ocio, se han ido debilitando en algunos entornos. Esto ha empujado a muchas personas a trasladar sus momentos de desconexión y de compañía al terreno digital. Un reflejo claro de cómo el estado emocional colectivo empieza a reconfigurar también las dinámicas de consumo.

De hecho, según datos del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el 73,8% de los colombianos tiene acceso a internet desde su hogar. Una conectividad masiva que ha facilitado que las redes sociales, los foros y las plataformas de entretenimiento se conviertan en un refugio ideal.

Del estrés a la tarjeta de crédito: cómo gastamos según nos sentimos

Cuando la carga emocional es tan alta, el consumidor colombiano revela una clara tendencia hacia la gratificación inmediata. Y no lo decimos nosotros, sino diferentes estudios de mercado que han demostrado que, frente al estrés y la ansiedad, tendemos a actuar de forma impulsiva a través de recompensas rápidas, desde comprar ropa hasta el pago de suscripciones en plataformas de entretenimiento y streaming.

Según datos recientes de JustWatch, el uso de plataformas como Netflix y Prime Video aumentó un 18% en Colombia durante los últimos seis meses, especialmente en horarios nocturnos y fines de semana. Por lo que, a pesar de la recesión y la incertidumbre económica, esta tendencia sugiere que el entretenimiento on demand se ha consolidado como una vía de escape emocional prioritaria frente a las decisiones de ahorro.

Este fenómeno también se traslada al entorno digital. Según datos del primer trimestre de 2025 de la plataforma Simpleescorts Colombia,  el 20,3% del total de sesiones se concentraron entre las 21h y las 00h, con un pico del 6,8% a las 22h

Estas franjas horarias coinciden con los momentos del día donde se acumulan el agotamiento y la búsqueda de desconexión, presentándose Internet como la opción más al alcance. Además, esta y otras plataformas encuentran mayor tráfico web los domingos, fecha tradicionalmente asociada al reset previo antes de encarar otra semana más. 

Este es el consumidor emocional más habitual 

Según datos de SE Colombia, el comportamiento de los usuarios colombianos también se refleja en los dispositivos. El 93% acceden desde smartphones y el 89% de los eventos de contacto a anunciantes se producen a través de WhatsApp. Esto refuerza la idea de que las personas tienen una necesidad de interacción rápida y directa.

Además, el 54% de los usuarios son hombres, con mayor presencia en los rangos de edad entre 25 y 34 años, seguidos por los de 35 a 44 años. Esta franja, altamente expuesta a presión laboral, inflación y responsabilidades familiares, se convierte en el núcleo del consumo emocional digital. Además, se conectan sobre todo desde Bogotá, Medellín y Cali.

Entretenimiento y servicios personalizados, lo que buscamos en línea para sentirnos mejor

En nuestro país, las búsquedas relacionadas con el bienestar y las formas de evasión digital han crecido en los últimos años. Según Google Trends, términos como “cómo sentirse mejor”, “distracción mental” o “hablar con alguien” han aumentado significativamente, especialmente en horarios nocturnos. También han repuntado búsquedas asociadas al entretenimiento, como son “series para maratonear”, “plataformas de streaming gratuitas” o “juegos pare relajarse”. 

Asimismo, otra tendencia creciente está en la búsqueda de servicios personalizados cerca del usuario, como prepagos en Ibagué o “delivery cerca de mí”. Un auge que se  expande más allá de Colombia, como “take away en [barrio]” en México o escorts en Talca, Chile.  

Sin duda, este tipo de búsquedas confirma que, más allá de la intención informativa y la búsqueda de respuestas, los buscadores se usan como herramienta para resolver una necesidad emocional al momento. 

El impacto macroeconómico de nuestras microdecisiones 

Desde la preferencia por plataformas en línea de entretenimiento hasta las búsquedas para mejorar la gestión de las emociones, todo esto se ha convertido en el reflejo del consumo contemporáneo. Lo que parecía un comportamiento aislado en la intimidad del celular, responde en realidad a un patrón colectivo: buscamos sentirnos mejor, aunque sea a través de una pantalla.

La economía emocional nos recuerda que cada compra online y cada decisión de consumo puede ser una respuesta emocional más que racional. Entender esto no solo nos permite leer mejor el presente, sino también anticipar cómo se comportará el mercado ante las emociones de la sociedad.

Entonces, el desafío real está en identificar cuándo estamos comprando con la cabeza y cuándo lo estamos haciendo para sentirnos mejor.