Gustavo Petro y el Cauca

Esperemos que el gobierno del nuevo Presidente de los colombianos, Gustavo Petro, favorezca al departamento del Cauca. Sus buenas relaciones con la comunidad étnica y los espacios de diálogo que el líder del Pacto Histórico siempre ha mantenido con esta, podrían considerarse como un factor a nuestro favor en cuanto las medidas de hecho, especialmente los bloqueos a la vía Panamericana, que se han convertido en el mecanismo de presión más recurrido para exigir cumplimiento de compromisos del Gobierno Nacional, pueda quedar en el pasado. El actual Gobierno de Iván Duque siempre mostró un talante muy poco dialogante, indiferente y casi intransigente, ante unos bloqueos que generan un gran daño al pobre tejido económico del departamento. Por otro lado, teniendo en cuenta el apoyo masivo recibido en las urnas en todos los municipios del Cauca, también podríamos pensar que el electo presidente Gustavo Petro quiera impulsar los proyectos pendientes, especialmente en materia de infraestructura vial, los anillos del Macizo Colombiano y claro está la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao que tanto se requiere. También es interesante pensar que el sector agrario caucano podría beneficiarse de las políticas públicas de Petro que siempre ha propuesto la necesidad de revitalizar y hacer más productivo el sector agrícola. Precisamente esta es la deuda que el Estado históricamente ha tenido con el Cauca, la falta de vías para que los campesinos puedan tener mejores perspectivas económicas y calidad de vida.
Sobre las dificultades que el nuevo Presidente tendrá en nuestro departamento tenemos que el gran reto será el de la seguridad. Petro encontrará un departamento roto por la violencia, donde más líderes sociales son asesinados, con una reconfiguración del conflicto armado después de los fallidos acuerdos de paz, y con nuevos grupos armados que se han hecho fuertes alrededor de el floreciente negocio del narcotráfico, con un modelo de sustitución de cultivos que se quedó abandonado y con una creciente extensión de áreas sembradas de coca y marihuana especialmente. En este escenario la idea de retomar los acuerdos de paz no parece muy clara. Muchos de los grupos armados al margen de la ley que hoy operan en el Cauca, no están fundamentados en una filosofía política revolucionaria, son organizaciones cuyo interés más importante tiene que ver con el control de la producción y exportación del multimillonario negocio de las drogas y cuyos integrantes y cabecillas no tendrían una razón muy poderosa para querer desmovilizarse, todas vez que han aprendido a lucrarse con el narcotráfico y la sociedad civil les ofrece pocas posibilidades de plantear sus proyectos vitales .
Esperemos que el nuevo presidente logre sortear las dificultades y sacar el mejor provecho del inmenso potencial que el Cauca atesora y que sus habitantes puedan permitirse mirar al futuro con ilusión. 

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