El corregimiento de Lerma, históricamente se vio obligado a iniciar sus apuestas para la paz mucho antes que todo el país en general, debido a que durante los años 80 comenzaron cerrando cantinas y dando lugar a resaltar los valores, las artes y la historia a través de un programa educativo. Esto a causa del narcotráfico que azotó gravemente la región y dejó casi a la mitad de la población sin vida.
Sin embargo, la guerra entre los violentos y las autoridades no cesó, gracias a la presencia de carteles dedicados al narcotráfico que pretendían satanizar la planta de coca, la cual en ese entonces era completamente sagrada, consiguieron entrar en la “guerra contra las drogas”, lo cual desató el caos para los cultivos, pues desde los años 90 comenzaron en este territorio las fumigaciones con glifosato.
Acto que desencadenó graves enfermedades, ronchas en el cuerpo, diarrea, problemas visuales y afectaciones en la garganta. Yuca, plátano, frijol, piña, guineo y demás productos, eran dañados constantemente, lo cual debían arrancar y volver a sembrar, esto duró aproximadamente 25 años.
Gracias a los estudios de la Organización Mundial de la Salud, el Gobierno colombiano en 2015 suspendieron las fumigaciones vía aérea, pues confirmaba efectos nocivos en el ser humano y el medio ambiente. Debido al aumento de cultivos ilícitos en 2016, volvieron a realizar fumigaciones vía terrestre, evitando afectar a las comunidades del sector.