Durante los últimos meses las bolsas de valores en el mundo han tenido un año bastante atípico, como ha pasado con muchos otros sectores, pero sin duda la industria financiera ha tenido una volatilidad que es difícil de predecir y hace aún más complejo su ejercicio.
Ahora, si a ello se le suma que históricamente, los mercados de valores han tenido una relación particular con la época de verano marcada por los sobresaltos, es un buen momento de hacer un análisis.
Rafael Hurtado, profesor de finanzas de OBS Business School, declaró que son muchas las crisis que se han originado o que han tomado profundidad durante la temporada de verano. A modo de ejemplo, se puede citar la crisis Suprime (2007) y la de Lehman (2008).
Además, al remontarse más tiempo atrás, está la crisis de las Veraniegas 1997 y la moratoria de pagos rusa con la quiebra de fondo LTCM (1998).
En Colombia se viene teniendo una dinámica positiva en este año que se empieza a reflejar con la entrada de un nuevo emisor después de diez años, asociado al sector inmobiliario, además las comisionistas de bolsa aumentaron sus utilidades en 2,75% interanual en mayo de este año, alcanzando ganancias por $69.939 millones, lo que significó un incremento de 29,8% en comparación con abril.
La Bolsa de Valores de Colombia vive un proceso en el que el Colcap, índice bursátil que agrupa las acciones más líquidas, vivió una transición al Msci Colcap desde mayo, en ese proceso se ha identificado un crecimiento de 9,33%, cotizándose a 1.292,49 puntos. Dejando un escenario positivo.
En ese orden de ideas, el panorama no es desesperanzador, pero hay que medir los pasos. Hurtado indicó que hay un dicho bursátil que es “sell in may and go away”, es decir, vende en mayo y vete. Las posibles explicaciones sobre este fenómeno bursátil son varias, entre las que se encuentra el habitual menor nivel de liquidez, lo cual, en caso de existir algún evento negativo, puede provocar pérdidas de mayor impacto.
Ciertamente, la historia pasada no tiene por qué repetirse y en el 2021, los mercados, aparentemente, podrían tener un buen desempeño. Sin duda, los principales mercados bursátiles acumulan importantes revalorizaciones durante el primer semestre y en el caso de Europa se revaloriza aproximadamente 15 %, mientras que Estados Unidos, alcanzó el 17 %.
Agregó que “evidentemente, podemos afirmar que seguramente el dinero fácil en bolsa ya está hecho. Las valoraciones bursátiles son ahora mayores, con lo que cualquier noticia negativa se puede trasladar más fácilmente en toma de beneficios por parte de los inversores. Seguramente entraremos en una fase más volátil del ciclo bursátil. Sin embargo, y a pesar de los posibles recortes, el mercado de renta variable presenta sólidos fundamentales que apuntalan de forma decidida las elevadas valoraciones”.
Para tener en cuenta
El mundo está en un proceso de intenso crecimiento, tal vez el mayor desde el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Es previsible que en 2021 el mundo crezca a una tasa de 6 %.
Precisamente, el elevado crecimiento económico ha generado preocupación en los mercados, ya que las altas tasas de actividad están provocando un cierto recalentamiento de la economía, que se está traduciendo en una inflación más elevada (en Estados Unidos la inflación interanual se sitúa en el 5,4 %).
El profesor de OBS recalca que la mayoría de los economistas opinan que esta es una situación puntual, en parte debido al efecto base (se comparan precios de ahora con los de hace un año en plena pandemia), y en parte debido al incremento de las materias primas. En el caso de que la inflación no sea coyuntural, sino estructural, hay riesgo de que los bancos centrales comiencen a retirar estímulos monetarios, lo cual podría elevar las tasas de interés, algo que no gusta a los mercados de renta variable (cuanto mayores son los tipos de interés, menor es el apetito por la renta variable).
El segundo mayor riesgo, que deben tomar en cuenta inversores y el mercado, es que después de la inflación, las nuevas variantes del COVID-19 generan algunas incertidumbres que nunca son buenas en los mercados financieros. En la actualidad, la denominada variante Delta, de alta transmisibilidad, está aumentando considerablemente los contagios en algunas partes del mundo, aunque no tanto las hospitalizaciones y fallecimientos. Sin duda, el proceso de vacunación, muy avanzado en la mayor parte de países de la OCDE, es hoy por hoy una medida fundamental en el control de la pandemia.
Agregó que “evidentemente, toda inversión tiene riesgo, y la bolsa no es ajena a ellos. Asimismo, hay que recordar que las valoraciones son más elevadas. Con la información con la que disponemos hoy, es probable que los flujos de renta variable en los próximos meses -incluido el verano- sean positivos, lo que permitirá alcanzar nuevos máximos en los principales índices”.
En cuanto a la recomendación con respecto a las zonas geográficas en las que hay que invertir, debería primar la prudencia e invertir mayoritariamente en Estados Unidos y Europa. Los mercados emergentes, como Colombia, aunque con valoraciones atractivas, están más atrasados en el proceso de vacunación, y además sus políticas fiscales y monetarias no han sido tan amplias como las de los países desarrollados.
Respecto a los sectores donde invertir, si se cumplen las perspectivas de un fuerte crecimiento económico, a corto plazo la mejor opción pueden ser los sectores más cíclicos, tales como banca o sectores industriales. En este sentido, Europa tiene mayor sesgo cíclico, con lo que podría hacerlo un poco mejor que Estados Unidos. En el largo plazo, la inversión debería complementarse con los sectores que liderarán las tendencias de los próximos años (e incluso lustros), tales como tecnología y salud.
Por último, no debemos olvidar que la tendencia bursátil a largo plazo es alcista, fruto de una economía mundial cada vez más grande. Por esto mismo, la inversión en bolsa siempre debe ser a largo plazo y de forma diversificada.