Imagínese una cirugía de próstata sin grandes cortes, con menos dolor y una recuperación casi milagrosa. O un diagnóstico de cáncer de próstata, sin necesidad de biopsias invasivas. Suena a ciencia ficción, pero en Colombia ya es una realidad… aunque con una gran restricción.
El urólogo Juan Felipe Ortiz, especialista en tecnologías de vanguardia, explica sobre los avances que están transformando la salud masculina en el país. Desde robots quirúrgicos hasta láseres que vaporizan o enuclean la próstata, pasando por la adopción de inteligencia artificial en métodos como la resonancia multiparamétrica de próstata, que detecta el cáncer clínicamente significativo, mejor que los métodos tradicionales, evitando biopsias de próstata innecesarias. El problema es que, por ahora, solo unos pocos pueden acceder a ellos.
Por ejemplo, en algunos quirófanos de élite en Colombia, los cirujanos ya no operan solos. Tienen asistentes robóticos como el famoso Da Vinci, que permite cortes milimétricos en cirugías de próstata, reduciendo el riesgo de sangrado y preservando nervios clave. «Esto disminuye complicaciones como la disfunción eréctil o la incontinencia», explica el Dr. Ortiz.
Pero si de mínima invasión se trata, el láser es otro gran protagonista. El láser Holmium, Thulium y el Green Laser o laser verde, están revolucionando el tratamiento de la hiperplasia prostática (agrandamiento de la próstata), especialmente en pacientes con problemas cardíacos, múltiples comorbilidades o inclusive anticoagulados, pues reducen el sangrado casi a cero. También existen técnicas novedosas de mínima invasión como la llamada Rezum, que usa vapor de agua para tratar la próstata sin afectar la función eyaculatoria, sin embargo requiere de posibles tratamientos quirúrgicos de la próstata definitivos posteriores, por lo cual es una opción en quienes desean retrasar una cirugía definitiva por hasta 5 años.
El cáncer bajo la lupa de la IA
¿Y si una máquina pudiera detectar el cáncer de próstata mejor que el ojo humano? En clínicas como la Fundación Santa Fe y el Country, la inteligencia artificial ya lo hace, analizando imágenes y biopsias con más del 90% de precisión. Pero en la mayoría de los hospitales públicos ni siquiera hay equipos para intentarlo.
Así como tampoco hay acceso a la biopsia líquida o los Testeos Genéticos, que podrían aumentar la probabilidad de diagnósticos temprano de cáncer con solo una muestra de sangre u orina, evitando procedimientos dolorosos. «Están en fase de validación en Colombia, pero su potencial es enorme», dice el Dr. Ortiz. El problema, como siempre, es que el sistema de salud tarde años en adoptarla.
La tecnología existe, pero no llega a todos
Aquí está el drama: mientras en clínicas privadas ya se opera con robots y láser, en gran parte del país siguen utilizando técnicas quirúrgicas de hace décadas. ¿La razón? El sistema de salud no paga más por una cirugía robótica que por una cirugía tradicional abierta o laparoscópica, y muchas EPS no invierten en estas tecnologías por su alto costo y falta de incentivos.
“El talento médico está”, aclara el Dr. Ortiz. “Los urólogos colombianos se entrenan en las mejores técnicas del mundo. El problema no es de capacidad, sino de voluntad política y financiera. El sistema de salud actual no reconoce ni remunera la innovación tecnológica, lo que frena el acceso de los pacientes a tratamientos más seguros, menos invasivos y con mejor recuperación”.
Mientras tanto, los pacientes que pueden pagar acuden a centros privados, o incluso viajan al exterior, en busca de soluciones que en Colombia podrían ofrecerse si existiera un verdadero compromiso con la modernización del sistema.
Súmenle a esto la crisis actual donde se ha evidenciado: Ahorcamiento financiero de EPS e IPS por carteras impagadas. Retraso en pagos a especialistas y disminución de tarifas. Competencia desleal entre profesionales. Abuso por parte de contratadores, disminución injustificada de honorarios y uso de manuales tarifarios antiguos, “Como urólogos y ciudadanos colombianos, manifestamos nuestra preocupación por el menosprecio a nuestra labor profesional, los abusos sistemáticos y el deterioro de la atención a los pacientes, quienes finalmente resultan los más afectados” Advierte el Dr. Ortiz.
Incluso la telemedicina, que podría salvar vidas en zonas rurales, tropieza con la mala conectividad y la burocracia entre EPS.
A pesar de esto, las redes sociales han permitido llegar a poblaciones remotas con información educativa, como los Reels del propio Dr. Ortiz, que orientan a los pacientes sobre cuándo buscar atención especializada.
La próxima gran apuesta es la cirugía prostática con láser de holmio y Thulium (HoLEP, Thulep) una técnica mínimamente invasiva que permite tratar la hiperplasia prostática con mayor precisión, menos sangrado y recuperación más rápida. Aunque ya se realiza en centros privados de ciudades como Bogotá, Medellín y Bucaramanga, su adopción aún es limitada. “El equipo es costoso y el sistema no reconoce sus beneficios clínicos con mejores tarifas”, advierte el Dr. Ortiz. “Su uso masivo podría tardar entre 5 y 10 años si no se ajustan las políticas de cobertura y financiación”.
Mientras tanto, el mensaje es claro. Colombia tiene la tecnología para dar saltos históricos en salud masculina, pero sin cambios profundos en el sistema, seguirá siendo un lujo para pocos. «Al final, los más afectados son los pacientes por esta brecha entre lo posible y lo disponible», advierte el Dr. Ortiz.
¿Llegará el día en que estos avances sean para todos? Por ahora, la revolución de la urología avanza… pero a dos velocidades.