Por Jair Dorado
Hay cosas que no se entienden en esta vida, y que son fruto de un estado de deshumanización en el que se encuentra la sociedad, una carencia absoluta de sensibilidad, un desapego perturbador que podría casi asemejarse al salvajismo.
La humanidad
Y aunque se trate de un caso individual, aunque sea un asunto excepcional; en la medida de su disfuncionalidad, la situación nos cobija a todos los seres humanos. Nos referimos a la existencia de un cuerpo sin vida que permanece en las instalaciones del hospital Universitario San José hace casi una semana. Nadie lo reclama. Hasta ahí, y es triste decirlo, la situación no tiene nada de anormal en un país como Colombia. El drama de los difuntos sin dolientes. Algo normal en los tiempos que corren, dentro de esa escabrosa idea que tenemos de ‘normalidad’; algo que en cualquier otra latitud se puede considerar repudiable, aquí es natural. Como lo es la violencia en todos sus modos, los robos, los reclutamientos, el desplazamiento y un largo etcétera. Miles de cuerpos de hombres y mujeres acaban en fosas comunes porque nadie los reclama. Hay varias razones para que suceda esta situación. En el escenario de conflicto en el que hemos vivido, la más frecuente es el miedo.
Sin familia
En otros casos simplemente son personas que han perdido el contacto con sus familiares o no los tienen. Habitantes en condición de calle, por ejemplo. En fin. Pero el caso que nos ocupa hoy es otro, y ustedes juzgarán si era necesario la introducción y el preámbulo. Se trata de una menor de edad. La fotografía tiene rasgos inequívocamente infantiles. Lleva cinco días en la morgue del San José. Es el cuerpo de Evelin Yurani Chocue Casso oriunda del municipio de Caldono. “Ningún allegado hasta el momento se ha acercado al centro asistencial con el fin de efectuar los trámites ante la Fiscalía para poder reclamar el cuerpo. A pesar que la menor está plenamente identificada, nadie quiere hacerse responsable de los gastos de las exequias”, eso dice un funcionario. Tendríamos que suponer, que las causas para que los familiares de Evelin la hayan dejado abandonada a su suerte, son económicas. Nadie tiene dinero para los gastos. O nadie quiere asumirlos. ¿Era tan desafortunada la vida de esta chiquilla para que a nadie le importe dejarla en esas condiciones? ¿Era tan poco el amor que recibía? ¿Nadie ha tratado de juntar voluntades entre vecinos, conocidos para que al menos tenga una despedida digna? Tal vez nunca conoceremos las respuestas a esas preguntas. Y quizás no quisiéramos saberlas. Solo nos queda el rostro de Evelin en una foto de mala calidad. Sus ojos apagados y un cuerpo que a todos estorba.