EXPAREJA DENUNCIA A PROFESOR ACOSADOR

En el computador de Bustos encontró contenido íntimo de mujeres y menores de edad 

Alhena Gabriela García, destacada abogada egresada de la prestigiosa Universidad Externado de Colombia, vivió uno de los momentos más impactantes de su vida. Al acceder casualmente al computador personal de su entonces pareja, el exdocente universitario Bustos Espinosa, se encontró con un archivo meticulosamente organizado que contenía cientos de imágenes y videos íntimos de diversas mujeres. Lo más aterrador: entre este material se encontraban grabaciones explícitas de su propia hermana menor, quien apenas tenía 19 años, así como de otras jóvenes y menores de edad, todas captadas sin su conocimiento o consentimiento.

La metodología sistemática del acusado

La investigación posterior reveló un patrón de comportamiento alarmante. Bustos Espinosa no solo almacenaba este material en su computador personal, sino que lo tenía respaldado en servicios en la nube, demostrando una clara intencionalidad de preservar estos contenidos. Las grabaciones habían sido realizadas en diversos escenarios: Vestidores de centros comerciales y tiendas de ropa, baños públicos y privados, debajo de las mesas en salas de juntas de su lugar de trabajo, encuentros íntimos con amigos, grabados a escondidas

El material incluía desde tomas furtivas de mujeres desprevenidas hasta grabaciones explícitas de relaciones sexuales, pasando por imágenes de menores de edad en situaciones comprometedoras.

Al compartir su descubrimiento con su círculo cercano, García se enfrentó a un muro de incredulidad. Su propia madre y hermana, quienes consideraban a Bustos como un hombre ejemplar, un profesional respetado y una persona intachable, se negaban inicialmente a aceptar la realidad. «Él era perfecto, esa era la palabra que siempre usábamos para describirlo», confesaría posteriormente la abogada.

Sin embargo, la verdad salió a la luz cuando accedieron al iPad del acusado, el cual se sincronizaba automáticamente con su cuenta de iCloud. Allí, ante sus ojos, apareció la cruda evidencia: no solo estaban las imágenes de la hermana menor, sino todo un archivo sistemático de material íntimo obtenido sin consentimiento.

La violenta reacción y la destrucción de evidencia

Al ser confrontado, Bustos Espinosa mostró un lado nunca antes visto. Según el relato de García, el hombre entró en un estado de crisis y pánico, llegando a destruir físicamente los dispositivos móviles de su expareja en un intento desesperado por eliminar las pruebas.

Pero su reacción llegó demasiado tarde. La abogada, haciendo honor a su formación profesional, ya había asegurado copias del material comprometedor y documentado minuciosamente todo el caso. Esta evidencia sería crucial para presentar una denuncia formal por delitos sexuales ante las autoridades competentes.

Las complejidades sociales del caso

Uno de los aspectos más llamativos de este escándalo fue la reacción del entorno social del acusado. A pesar de la gravedad de las acusaciones y la evidencia presentada, varios amigos y colegas de Bustos Espinosa salieron inicialmente en su defensa, mostrando cómo los agresores sexuales suelen esconderse detrás de fachadas respetables y construyen cuidadosamente una imagen pública intachable.

García, en un ejercicio de empatía poco común, expresó comprensión hacia quienes inicialmente defendieron al acusado: «Los agresores no son monstruos evidentes, son personas que saben camuflarse perfectamente en la sociedad», explicaría en declaraciones posteriores.

Actualmente, el caso sigue su curso legal mientras las víctimas y sus familias esperan que se haga justicia. Más allá de las consecuencias penales para el acusado, este escándalo ha dejado una huella imborrable en la vida de todas las personas involucradas.

Para Alhena  este doloroso proceso se ha convertido en una cruzada personal: «No se trata solo de mi caso, sino de todas las mujeres y menores que pueden estar pasando por esto sin saberlo», declaró recientemente. Su esperanza es que esta experiencia sirva para crear conciencia sobre los peligros de la violencia digital y la importancia de proteger la privacidad en la era tecnológica.

 Garcia dice que encontró videos y fotos muy explícitos de su hermanita de 19 años