Galán dice que el camino a recuperar el agua va por buen camino

Bogotá, 4 de febrero de 2025. La ciudad de Bogotá comenzó un nuevo ciclo de racionamiento de agua el pasado 30 de enero, el número 27 desde que se implementó la medida hace varios años. Esta es una de las principales estrategias adoptadas por la administración local para hacer frente a la persistente escasez de agua que amenaza a la región capital, exacerbada por factores climáticos y la creciente demanda del recurso en la ciudad.

El racionamiento, que afecta a diversas zonas de la capital, ha generado un creciente malestar entre los ciudadanos y varias entidades, que se han cuestionado sobre la efectividad de la medida y su duración. Con cada ciclo, las críticas se intensifican, y muchos bogotanos se preguntan: ¿Hasta cuándo durará esta situación? ¿Qué tan cerca estamos de superar la crisis del agua?

Ante este panorama, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, respondió públicamente a las crecientes críticas en una rueda de prensa. «Sabemos que el racionamiento no es una solución ideal, pero es una medida necesaria para garantizar el acceso al agua de todos los bogotanos ante la falta de lluvias y el agotamiento de nuestras reservas. La situación es compleja, pero estamos trabajando en soluciones de largo plazo», aseguró Peñalosa.

El alcalde también destacó que, a pesar de los esfuerzos por aumentar la infraestructura hídrica de la ciudad y mejorar la eficiencia en el uso del recurso, la escasez de agua sigue siendo un desafío importante para Bogotá. Según datos del Distrito, las reservas en los embalses siguen por debajo de los niveles óptimos, lo que obliga a mantener el racionamiento para evitar un desabastecimiento mayor.

La medida ha sido criticada por algunos sectores, especialmente por la afectación a los hogares y comercios, quienes han expresado sus preocupaciones por los efectos económicos y sociales que conlleva. Además, algunos expertos en gestión del agua han advertido que, a pesar de los esfuerzos, el racionamiento puede prolongarse aún más si no se implementan soluciones sostenibles y se avanza en la reforestación de cuencas hidrográficas y la promoción de tecnologías de ahorro.

El alcalde, por su parte, insistió en que la administración está trabajando en un plan integral que incluye la optimización de los sistemas de distribución y el fortalecimiento de las fuentes alternas de agua, como el tratamiento de aguas residuales y la implementación de nuevas plantas de captación. Sin embargo, reconoció que estos proyectos requieren tiempo y recursos para materializarse.

«El racionamiento es una medida transitoria, pero la solución definitiva depende de que todos los bogotanos asumamos la responsabilidad de cuidar el agua y, sobre todo, de que el cambio climático nos dé un respiro», concluyó Peñalosa.

La pregunta que queda en el aire es si la ciudad podrá superar esta crisis en el corto plazo o si el racionamiento continuará siendo una parte de la realidad cotidiana de Bogotá. Mientras tanto, la población sigue a la expectativa de las acciones que se tomen para mejorar la situación hídrica en la capital.