homenaje al aborto
A new statue atop a New York City courthouse. The artist says it’s part of an “urgent and necessary cultural reckoning underway as New York reconsiders traditional representations of power in public spaces and recasts civic structures to better reflect 21st-century social mores.” pic.twitter.com/4IFRj7hCsf
— Andrew Beck (@AndrewBeckUSA) January 25, 2023
Se encuentra junto a otras esculturas que representan a legisladores históricos, religiosos y legendarios, todos ellos hombres.
La escultura femenina con el pelo trenzado como cuernos en espiral se instaló como parte de una exposición que se inauguró la semana pasada.
Es la primera estatua femenina que adorna uno de los 10 pedestales del Tribunal de Apelación, dominado desde hace más de un siglo por estatuas ya desgastadas que representan a grandes legisladores de todos los tiempos, todos ellos hombres.
La figura forma parte de un proyecto sobre el tema de la mujer y la justicia para una exposición titulada Havah… respirar, aire, vida, según Madison Square Park.
Shahzia Sikander, creadora de la escultura, afirma que apoya los derechos de la mujer, el aborto y a la fallecida jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsberg, como se aprecia en el collar especial de la estatua.
Sikander, artista estadounidense de origen pakistaní de 53 años, escribe: «La luminosa figura es también un guiño a RBG, como se ve en el detalle que adorna su cuello». Con la muerte de Ginsburg y la revocación de Roe, se produjo un retroceso en el progreso constitucional de la mujer».
Sikander hizo múltiples versiones de la estatua que aparecen en varios lugares públicos de la ciudad de Nueva York. En sus esculturas, las figuras alegóricas tienen los ojos muy abiertos. Llevan un jabot decorativo en el escote, en referencia al cuello de encaje popularizado por la jueza Ginsburg y a la feminización de las togas judiciales negras que tradicionalmente llevan los jueces varones del tribunal.
Sikander dijo que la escultura en lo alto del tribunal formaba parte de «un urgente y necesario ajuste de cuentas cultural» en ciudades como Nueva York, que están reconsiderando «las representaciones tradicionales del poder en los espacios públicos».