Ascensión Velasco, Esperanza García, Edgar Velasco, Vanessa Calambás; miembros de la comunidad Misak.
En el marco del “Día Internacional De La Memoria De Los Pueblos Originarios del Nupiurau (América), comunidades Misak realizaron un acto de sanación conmemorando un año del derribo de la estatua del Morro de Tulcán.
Ritualidad
A un año del derribo de la estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar del conocido Morro de Tulcán, nuevamente comunidades indígenas del Pueblo Misak buscaron realizar un acto ceremonial de armonización en lo que según indicaron las autoridades indígenas, es un punto sagrado de la ciudad. “La pirámide ancestral del pueblo Misak en la ciudad de Popayán se debe armonizar y hacer limpieza, es nuestro espacio sagrado de existencia en estas tierras de las cuales somos originarios”, indicaron algunos voceros indígenas.
Procesos
Líderes del pueblo Misak manifestaron que se debe continuar con los procesos culturales de reivindicación de la memoria histórica debido a que aún se mantiene la estigmatización y el racismo frente a las actividades de los pueblos originarios. Con la celebración del ritual de armonización se buscó “limpiar las energías” del lugar y devolverle su esencia de sitio ceremonial como lo han establecido autoridades indígenas y expertos de la historia precolombina.
Actualmente este sitio histórico ha sido objeto de varios procesos culturales en el que se ha buscado además de la preservación como monumento histórico, también se han realizado procesos de intervención artística y cultural en el que se rechaza la intervención de los conquistadores españoles y se resignifica la presencia de los pueblos originarios de América.
Finalmente se mantiene la expectativa frente a la restauración de la estatua la cual se mantiene guardada.
