
Un gran pesar causó entre amigos, vecinos y conocidos la noticia de la muerte de Manuel Gustavo Solano Henao. Por el nombre seguro no nos suena, pues era conocido cariñosamente como ‘Meñique’ obviiamente por su estatura. ‘Meñique’ era un buen amigo, gracioso, amable, bohemio. Ya no volveremos a ver más su figura menuda, con su eterno cigarro en la esquina del barrio Fucha, en la tienda, como esperando siempre que llegara alguien para conversar.
Adiós a un amigo
Adiós ‘Meñi’, nos quedará el recuerdo imborrable de grandes momentos compartidos, tus risotadas hilarantes, tus bromas, tus canciones, tu vocecita infantil, porque en el fondo nunca abandonaste la niñez. Te fuiste sin poder despedirte, una noche cualquiera, pero tu espíritu chispeante seguirá alegrándonos en nuestros recuerdos.
A veces pareciera que no somos conscientes de lo frágil y lo pasajera que es la vida. Hoy estamos, mañana quien podrá saberlo. Los amigos se van un día cualquiera y queda un vacío, queda una palabra que no se dijo, una gratitud que nunca se expresó. ‘Meñi’ fue generoso
en amistad, en alegría. Sus días los gastaba ayudando en los quehaceres de casa y en los recados que nunca faltan y que el realizaba con diligencia y puntualidad.
La soledad
Vivía sus días en una soledad tranquila, sin muchas angustias existenciales. Los tiempos muertos los consumía compartiendo con los vigilantes, con otros solitarios y cuando había suerte con algún amigo que llegaba a invitarle a un trago. Vivía sin grandes sueños ni aspiraciones; livianito, un poco cascarrabias a veces.
Sin complejos
Jamás sufrió complejo alguno por causa de su estatura. Siendo joven era reconocido en las fiestas, le encantaba la buena música y el baile. Hablaba de tú a tú y con gran propiedad sobre varios temas, pues aunque no tuvo estudios, la experiencia lo había dotado de la sabiduría de la calle, y aunque no dominara el asunto era un pícaro para improvisar e inventar cosas que a veces resultaban tan absurdas que eran geniales. Adiós querido amigo, gracias por tu amistad.