Otra vez está el Covid-19, dicen las autoridades. Eso ya lo sospechábamos. Con tanta genet tosiendo y estornudando por la calle, en los buses, en los sitios de trabajo. Esperamos que se trate de uno de los últimos coletazos de este bicho, que de todas maneras se quedará con nosotros por siempre, hasta que esta humanidad decadente se vaya de este mundo, se extinga o nos extingamos entre nosotros mismos.
La simiente
A propósito de decadencia, hay que ver como hablan los niños hoy en día. Recogen como esponjas todo lo que oyen en casa y lo mezclan con lo que ven en la TV y el internet. Y el resultado no es muy agradable. Escuchando un corrillo de niños que no llegan a los cinco años, parece que estuviera oyendo a unos viejos. Con contestaciones groseras, con cierta hostilidad, con cuchicheos, con cosas que se dicen al oído para que no escuche la otra niña que le cae mal, con apodos, con bullyng. La humanidad se está perdiendo en la simiente. El capitalismo, el consumismo desaforado, la publicidad agresiva, la violencia, la música que no es música si no una incitación al sexo, el hedonismo, el egoísmo, la irreverencia mal entendida, la ausencia de valores están echando a perder a las nuevas generaciones que crecen sin control.