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La comunidad de Mosquera, Cundinamarca, familiares y compañeros de Julián Merchán de 28 años, conductor de una buseta de una conocida empresa del municipio, no salen del desconcierto por el terrible fallecimiento de uno de los más queridos residentes quien el pasado viernes, sobre la 11:00 p.m. tomó la fatídica decisión de quitarse la vida colgándose de uno de los pasamanos del automotor que conducía todos los días.
Las causas de su decisión estarían relacionadas con una decepción amorosa acompañada de problemas con sus allegados.
La historia
Una de la hipótesis que se maneja es que Julián un hombre muy entregado a su trabajo, salió en las horas de la mañana a laborar en una de las busetas que se le había asignado.
Pero lo que nadie sabía es que Merchán con su sonrisa ocultaba un gran dolor que llevaba en su corazón.
El recorrido
Julián un experto conductor partió de Mosquera hacia Bogotá, con el fin de prestar el servicio a los usuarios,para luego regresar a su lugar de origen. En esta labor permaneció varias horas, pero probablemente durante el recorrido que ejecutaba devorando kilómetros se le venía a la mente sus penurias.
Ruta a la muerte
Llegada la noche, Merchán, agobiado por sus problemas, comenzó a maquinar en su mente la forma de cómo podría liberar su dolor y pensó que la mejor solución era entregarse al sueño eterno.
Una versión apunta a que pasadas las 9:30 p.m. del viernes el desesperado profesional del volante se dirigió hacia Mosquera a dejar pasajeros. El recorrido lo realizó sin problema alguno. Lo único que pensaba era llegar rápido para preparar su viaje a la eternidad.
La decisión
Cuando Julián llegó a Mosquera observó el reloj e inmediatamente se dirigió al barrio Santa Mónica, de la calle 10 con carrera 16, donde se encuentra ubicado el parqueadero donde siempre dejaba la flota.
Luego cerró la puerta y se quedó unos minutos pensativo en medio del silencio que lo acompañaba. De un momento a otro se levantó de la silla, se quitó la corbata, caminó unos pasos, colgó el lazo a uno de los tubos del techo, se subió a un asiento y con el trapo sobrante se lo pasó por la garganta y dejó que la ‘huesuda’ se llevara su alma de este mundo.
Gato Gómez
Redacción EXTRA Bogotá