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Acaba de empezar en la capital del Cauca una de las versiones más atípicas de los Carnavales de Pubenza que se puedan recordar desde sus albores, permeados en esta ocasión por las nuevas tecnologías y las circunstancias sanitarias: unas fiestas virtuales.
Qué iban a imaginar aquellos esclavos que pidieron un día de asueto, que cuatrocientos años después la gente intentaría revivir su euforia original desde casa, frente a un artilugio llamado computador. Pero estas fiestas desfiguradas por el tiempo y las circunstancias, son una buena oportunidad para recordar un poco la historia de las celebraciones que hacen parte de la identidad de nuestro pueblo. Y hay que empezar diciendo que si bien en Nariño las fiestas fueron potencializadas y acogidas como parte representativa de su cultura, el origen de las fiestas de negros y blancos se ubica históricamente en Popayán.
Existe un antecedente en el levantamiento de un grupo de esclavos contra sus dueños en Remedios, Antioquia, por el año de 1607. Y no fue un hecho menor. Las crónicas dicen que n el año de 1607, en la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios ocurrió un levantamiento que estuvo a punto de trastocar la situación socioeconómica de una de las zonas más importantes de producción de metales de aquella época.
Jair A. Dorado
La gravedad del levantamiento de Remedios estribaba en tres hechos fundamentales: la paralización de la producción minera, el peligro de que el ejemplo fuera seguido en otras y los graves trastornos que producía en las vías de comunicación. Los esclavos estaban favorecidos por la vegetación espesa de la región que los amparaba e impedía su persecución. El presidente de la Audiencia de Santafé informó al Rey, en comunicación del 20 de junio de 1608, sobre el levantamiento de Remedios, diciendo que los negros se habían alzado y huido a las montañas desde donde convocaban a otros para que hicieran lo mismo. Habían formado una tropa que atacaba los caminos reales, causando perjuicios en el comercio y en la labor de las minas. Pues animados por ese movimiento los negros de Popayán solicitaron un día para ser libres. La corona española, temerosa de algún nuevo levantamiento y para conservar la paz social les dio el 5 de enero. Cuando supieron la noticia, llenos de felicidad salieron a festejar a la calle, pintando con tizne a los blancos.
“El príncipe, día vaco para los negros esclavos”. Ahora entendiendo dicha relación e solicitud de muchos esclavos negros de dicha provincia vengo a deciros a voz que se acoge paternalmente dicha solicitud y se dará día vaco enteramente a los negros y será el 5 de enero, víspera de la fiestas de las Santas Majestades y venerando estima a la Santa Majestad del Rey Negro. Fechada en Madrid. “Yo el Príncipe”.
Esta noticia fue dada a conocer por bando en Popayán y así fue como el 5 de enero, se declara día libre para las gentes de color; la población negra de la capital del Cauca salió a las calles a bailar al ritmo de la música africana y empezaron a pintar de negro las afamadas paredes blancas de esa población. Posteriormente esta costumbre se regó por el sur, tomando una inusitada fuerza en la fría ciudad de Pasto.