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En pleno toque de queda ocurre una masacre en un sector popular de la capital del Cauca. Un grupo de jóvenes se encontraba consumiendo estupefacientes en una cancha del barrio Recuerdo Sur y apareció un tipo armado y les disparó a mansalva. Antes, la caravana de la policía los había dispersado, pero ellos habían vuelto a la calles, como si nada. Visto lo visto más les hubiera valido quedarse en casa viendo la TV, pues afuera les esperaba la muerte.
Cuando es el día....
Pero ni modo hombre, cuando a uno le toca parece que no hay vuelta, aunque se esconda bajo tierra o en el fondo del mar. Todo apunta a rencillas, ajustes de cuentas, líos delictivos, venganzas. Es decir que no se trataba de una discusión académica o posturas políticas irreconciliables. Eso es asunto de calle, de drogas. Allí desafortunadamente no había estudiantes destacados, futuros científicos o deportistas. Allí había jóvenes cuyas vidas se habían echado a perder desde antes, sin grandes oportunidades laborales o de estudio. Sería importante investigar sobre sus entornos familiares, ¿dónde están sus padres, si es que están vivos, a qué se dedican, cuáles son sus rutinas cotidianas?
Sería importante saber en qué condiciones se desarrolló la infancia de estos finados. ¿Recibieron afecto, fueron maltratados? ¿Tuvieron un padre una madre a su lado? ¿En su entorno hay personas privadas de la libertad o consumidores de estupefacientes? ¿Hasta qué año de bachillerato o primaria estudiaron y si ya no estudian cuáles fueron las razones para desertar de las aulas?
Fracaso social
En fin. Son unas vidas jóvenes que ya nunca se recuperarán, y son una pérdida para la sociedad en su conjunto. Fueron niños también, y fueron inocentes. Y de eso no hace mucho. Vinieron al mundo sin que lo pidieran. Tal vez todo fue por accidente. Seguro su padre se desentendió de ellos. Y buscaron en la calle lo que no encontraron en casa. Y en la calle, menos en esta idea de lo que es nuestra calle, no encontrarán nada. En la calle encontrarán la manera de ganarse la vida menudeando droga, consumiéndola, cometiendo algún delito. Y de ahí a acabar tirado en un charco de sangre solo hay un paso.
Jair A. Dorado