El accionar de los grupos criminales que se mueven por el Cañón del Micay, sur del Cauca, sería uno de los principales factores para que los cultivos cocaleros estén perdiendo interés para los compradores, de acuerdo con fuentes que visitaron esa zona del sur caucano.
Inflan las ‘vacunas’
De acuerdo con la realidad vista directamente en terreno, las extorsiones que los grupos criminales cobran a los sembradores de coca y a otros agentes de la cadena productora de narcóticos, han hecho que quienes llegan con los dineros para comprar la mercancía decidan salir del territorio y no regresar, buscando en cambio nuevos sitios en el planeta, como Australia y Oceanía, mucho más cómodos y seguros para esta clase de operaciones.
Los compradores, que deben entrar a los territorios del sur del Cauca con ingentes cantidades de dinero en físico, han visto que hacerlo es muy arriesgado por la presencia de múltiples delincuentes, como los gaitanistas, los autodenominados disidencias de Iván Mordisco, los autollamados eln y otros, por lo que la oferta prácticamente ha caído a la mitad con la consecuente baja de precios por arroba de hoja.
Si en los tiempos de producción plena los precios estaban a $70 mil pesos por arroba, a hoy se pagan a $35 mil y con tendencia a la baja, aunque los campesinos se siguen aferrando al cultivo al ser de lo poco que saben cosechar. Y a pesar de que ya están intentando algunos de ellos con el café, de lo más rentable en el Cauca fuera de la coca.
En el Cañón del Micay hablan de que hay voluntad por parte de los campesinos para dejar el cultivo de coca siempre y cuando se presenten ante ellos alternativas reales de sustitución, y no remedos como los que llevaron al fracaso de lo que ahora existe. Prueba de ello, una planta para el procesamiento de yuca que se encuentra abandonada porque la idea no funcionó, siendo parte de la política que hasta ahora se ha aplicado.