Nicolás Escobar Bejarano

Popayán: entre caos y violencia

Nicolás Escobar BejaranoPor Nicolás Escobar Bejarano

Aunque muchos lectores me escribieron al correo electrónico para manifestarme su descontento (también al periódico), por las columnas tituladas: “Castrillón, usted también es culpable”, “El pollo está en la olla” y “Una administración desconectada de la realidad” publicadas por el suscrito en esta casa editorial, me veo en la obligación moral de abordar la temática de la que he venido hablando desde el año pasado.

Para nadie es un secreto que la ciudad blanca (al menos en paredes), se ha convertido en un nido de delincuencia.

La semana pasada inició con un acto sicarial en el que fue asesinado de la manera más cobarde posible, el líder estudiantil Esteban Mosquera, quien se convirtió en un símbolo de la resistencia después de sufrir los abusos policiales en carne propia. – ¿Será que esa institución tiene  que ver en este homicidio?-.

En mitad de la semana, en otro acto sicarial, fue asesinado a sangre fria, mientras conducía su vehículo, el enfermero Jose Cifuentes. Y por si fuera poco, justo antes de finalizar esta triste semana, la joven Laura Camila Castillo (psicóloga y feminista), fue abordada por dos sujetos en la carrera 6a con 24 (barrio Ciudad Jardín), quienes le rociaron pegamento en el rostro y el cabello. Hechos totalmente condenables y, que dejan en evidencia el nivel de peligrosidad con el que debe cargar una mujer en este país.

Pero los anteriores delitos sólo son la punta del iceberg, puesto que, los hurtos se han disparado a tal punto que, los empresarios se han visto en la obligación de recortar sus jornadas laborales para garantizar su integridad.

Uno podría suponer que ante estos sucesos el alcalde Juan Carlos López Castrillón estaría tomando cartas en el asunto para lograr un actuar conjunto con la policía nacional, sin embargo, su silencio es el reflejo de una administración que no sabe gobernar, como vengo sosteniendo tiempo atrás <<una administración desconectada de la realidad>>.

Lo cierto es que, en  Popayán ya no hay estrategia de seguridad que valga, pues la inseguridad y el subdesarrollo nos tomaron por sorpresa.

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Adenda: Y, si no pueden amar al prójimo, por lo menos respétenlo.