¿Alguna vez te ha pasado que te ves genial en el espejo, pero en las fotos… no tanto? No eres solo tú: le pasa a la mayoría de las personas, y tiene que ver con cómo funciona nuestro cerebro y la tecnología de las cámaras.
🪞1. El espejo te muestra una versión “invertida”
Cuando te miras en el espejo, ves tu reflejo invertido horizontalmente, es decir, ves una imagen que nadie más ve. Esa versión te es más familiar, porque la ves todos los días.
En cambio, las cámaras te muestran cómo te ven los demás, y al cerebro no le gusta lo que no le resulta familiar, así que esa imagen te puede parecer «rara» o «menos atractiva».
📷 2. Las fotos congelan ángulos, gestos y luz
- Una foto captura una fracción de segundo, quizás justo cuando parpadeaste o hiciste un gesto extraño.
- El espejo te permite ajustarte constantemente: cambiar el ángulo, postura, sonrisa, etc.
- Además, la iluminación artificial o los lentes del celular pueden distorsionar proporciones.
🧠 3. Efecto de exposición: te gusta lo que ves más veces
El cerebro tiende a preferir lo que ve más a menudo. Como te ves más veces en el espejo que en una cámara, tu mente asocia esa imagen como «correcta» o «mejor». A eso se le llama efecto de mera exposición.
💡 Conclusión: no te ves mal, solo diferente
Lo que ves en fotos es una versión menos familiar de ti, no una peor. La cámara no dice toda la verdad: el ángulo, la iluminación y hasta el lente pueden jugarte en contra. Así que no te juzgues por una sola imagen.
