Qué hacer frente a las rabietas

Rabietas

Rabietas

Los que somos padres o quienes han estado a cargo de niños pequeños, en algún momento han tenido que hacer frente a las típicas rabietas, más hoy en día, cuando los infantes están más expuestos a la publicidad.  En todo caso hay que decir que las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo. Son más frecuentes e intensas en algunos niños que en otros y empeoran cuando están cansados, con hambre o con cualquier tipo de malestar.

¿Qué podemos hacer frente a un berrinche o rabieta? Prevenir llegar a la rabieta: distraer y cambiar el foco de atención. Otras veces se les puede distraer con algún objeto y otra actividad, para cambiar el foco de atención de algo que «no se puede», por otra cosa que «sí se puede».

Elegir algo. Si la situación lo amerita se les puede dar la posibilidad de elegir. Por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de comer? Evitar una situación. Si sabemos que una situación los frustra demasiado y los desborda, lo mejor será evitarla hasta que logren enfrentarla de otra manera.

Como actuar

Actuar cuando ocurre: Mantener la calma. No ayuda responder a la rabieta de un niño con una rabieta de adultos. Nuestra reacción es una lección de cómo poner fin a un conflicto. Ignorar la rabieta, siempre que sea posible. Si estamos seguros de que el niño o la niña no corren peligro, entonces tratemos de continuar con lo que estábamos haciendo, como si no pasara nada.

Si no es posible sostener esa actitud porque puede lastimarse o está en un lugar o en una situación inadecuados, lo cargaremos de manera firme pero no violenta y lo llevaremos a un lugar más apropiado para dejar que la rabieta se calme sola.

Ayuda

Dar contención. Si le cuesta salir de su rabieta y no sabemos cómo ayudarlo, podemos hacerlo diciéndole: «Te voy a ayudar a que salgas de esto». También lo podemos hamacar, cantarle o abrazarlo para calmarlo. No ceder. Nunca vamos a acceder a darle o hacer lo que quería, aunque sea posible o razonable. Tiene que aprender claramente que una rabieta no lo acerca a ninguna solución.

Una vez que la rabieta pasó, podemos manifestarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras.