Nicolás Escobar Bejarano

Sentir la muerte

Nicolás Escobar BejaranoPor NIcolás Escobar Bejarano

Cada uno de nosotros ha sentido la muerte en algún momento de la vida, en esos efímeros instantes que nos roban el sueño y logran sembrarnos incertidumbres como: ¿Cuándo y cómo vamos a morir?, ¿Para qué vivimos? o ¿Cuál es el significado de la vida humana sobre la tierra? Cuestionamientos que siempre surgen en el paso previo a volver a la nada de la que todos surgimos.

El ser humano no es un ser para la muerte como dice Heidegger, es un ser en el mundo de la vida -como dice su maestro Edmund Husserl-. Tiene más estructura el mundo de la vida que el ser para la muerte, sin embargo, los seres humanos todo lo posponemos por cobardes, el sexo, los viajes, las amistades, quemar las naves y un largo etcétera; siempre pensamos que nos quedan muchos días más por vivir. ¡Ingenuos!, todo puede terminar ya.

Tememos constantemente cruzar esa fina línea que separa el concepto de vida y muerte, por apegos egoístas, sin darnos cuenta de que somos tan sólo suspiros en el universo.

Justo cuando escribía esta columna de opinión recordé un verso del poeta colombiano Julio Florez (a quien la muerte sorprendió con un cáncer, justo cuando vivía los años más bellos de su vida), que dice: «Entonces, presa de pavor y yerto / como un cadáver, mudo y pensativo, / en mi abstracción, a descifrar no acierto /si es que dormido estoy o estoy despierto, / si un muerto soy que sueña que está vivo, / o un vivo soy que sueña que está muerto”.

No sé cómo o cuando voy a morir, sin embargo, espero que la muerte sea como una anestesia, es decir, un lento adormecimiento.

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Adenda: El departamento del Cauca sigue siendo tierra de nadie. Mientras escribo esta columna de opinión, en Popayán -la capital del Departamento- la delincuencia común alcanza cifras nunca antes vistas, ¿y la administración local?: desconectada de la realidad. Pero si en Popayán llueve, en el municipio de Buenos Aires (Cauca) no escampa, pues decenas de personas deben abandonar sus viviendas despavoridas para no morir por causa de las confrontaciones entre la fuerza pública y el crimen organizado. ¿Cuándo vamos a entender que la paz es un compromiso de todos y no de unos pocos?