Deserción escolar en el Cauca

En el departamento del Cauca, la sombra de la deserción escolar se cierne de manera preocupante sobre el sistema educativo. Las recientes cifras de la Secretaría de Educación departamental revelan una realidad desoladora: tan solo 183.400 estudiantes matriculados de los 380.100 aproximadamente que deberían estar en los 553 establecimientos estatales. Esta situación plantea una serie de problemas que no pueden pasarse por alto.

En primer lugar, la planta docente y directiva del departamento enfrenta un riesgo inminente al no completar la tasa técnica de estudiantes estipulada por el Ministerio de Educación. Aunque se acordó durante el paro de docentes del 2023 que las plazas y la planta docente no se verían afectadas, la realidad actual pone en entredicho esa promesa. La falta de estudiantes matriculados podría traducirse en la necesidad de clases multigrado y la prescindencia de profesionales en educación, generando un impacto negativo en la calidad de la enseñanza.

Por otro lado, surgen voces que señalan a la inconsistencia en la permanencia de personas de nacionalidad venezolana en las subregiones como una de las causas principales de la cifra de deserción. Esta situación, lejos de ser abordada como una oportunidad para promover la inclusión y adaptabilidad, se convierte en un factor que contribuye al abandono de las aulas.

Además, algunos docentes apuntan a la falta de empeño por parte de sus colegas a la hora de individualizar las habilidades de cada estudiante. Esta carencia de enfoque personalizado podría llevar a situaciones en las que los estudiantes se ven obligados a repetir el año debido a la falta de adaptación de los métodos pedagógicos y posteriores a ello el abandono de las aulas por parte de los estudiantes.

La deserción escolar en el Cauca no solo representa una amenaza para la estabilidad educativa, sino que también compromete el futuro de miles de jóvenes. Es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas y efectivas para abordar esta crisis y garantizar que la educación siga siendo un pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad. La inversión en estrategias inclusivas y la revisión de los métodos pedagógicos son pasos ineludibles en la construcción de un sistema educativo sólido y equitativo.

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