Ibagué analiza la música, como un gran universo

Ibagué  analiza la música, como un gran universo

Si mañana se acabara el mundo y todos desapareciéramos, quedaría música. En el fondo de una montaña, en el círculo polar ártico está la Global Music Vault, donde se almacenan los sonidos representativos de las culturas.Esta es la historia que contará Luke Jenkinson, su creador, uno de los invitados al II Seminario Internacional de Música y Transformación Social, en el que participan 88 expertos de más de 20 países y se realiza en Ibagué. Su charla será mañana, a las 10:55 a. m.

Este evento, que tiene formato presencial y virtual, incluye debates, entrevistas, paneles, diálogos juveniles y mesas de trabajo con jóvenes, y finaliza el primero de octubre

María Claudia Parias, directora de la Fundación Batuta, está al frente de este encuentro y dice: “Destaco que lo que nos convoca son las historias, ideas y reflexiones alrededor de la fuerza que la música tiene para cambiar la vida de millones de personas, así como el espacio de reflexión sobre ella y su relación con la vida en sociedad”.

Otra de las experiencias es la Manchester Camerata, de Bob Riley, con su programa ‘Music in Mind’, que a través de la música y las artes ayuda a la salud pública y el bienestar, así como al aprendizaje y la creatividad,

Desde el 2012, con un equipo residente de músicos y terapeutas especializados, comparten videos, canciones y recursos especialmente diseñados para sus beneficiarios.

Además, Jorge Castillo llegó con su Fandango Fronterizo, “un evento cultural, musical y popular que se realiza en los límites de la frontera entre México y Estados Unidos, entre Tijuana y San Diego. Se hace a lo largo del muro que divide los dos países y ha sido una manera de subvertir esa frontera, convirtiéndola en un elemento de unificación, negando dicho muro y realizando una fiesta donde se levanta la estructura metálica, geopolítica y simbólica que divide. Es, ha sido y será una crítica a aquello que separa y que a través de una fiesta se junta, a pesar y a través del muro”, cuenta Parias.

Entre las experiencias nacionales figura la Orquesta Sinfónica Libre de Quibdó. El maestro Constantino Herrera explica que esta agrupación sinfónico-coral de la Fundación Batuta, que tiene 240 niños, “conjuga los lenguajes del repertorio sinfónico universal con la música tradicional del Pacífico colombiano. Es un modelo interesante de gestión, donde la comunidad interviene de manera decidida, y un ejercicio que convoca a músicos tradicionales y formados en el conservatorio”, sigue.

Igualmente, el acercamiento que hubo de la música a través de la virtualidad durante la pandemia ha sido un tema importante del encuentro.

Por su parte, la brasileña Claudia Toni, especialista en políticas públicas culturales, dijo que “durante la emergencia, la música fue un medio incomparable para conectar a las personas y unir a pueblos y poblaciones, afectados por la distancia y la precariedad de los recursos. Me atrevería a decir que la música será más que crucial en la reconstrucción del mundo pospandémico”.

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