¿Tránsito o exceso de autoridad?
La tensión entre ciudadanos y agentes de tránsito en Duitama está al rojo vivo. En apenas unos días, se han registrado tres denuncias que cuestionan seriamente el actuar de las autoridades viales.
El primer caso se conoció el 24 de abril, cuando un ciudadano relató que fue abordado por un agente mientras esperaba a su madre fuera de un establecimiento. Según su denuncia publicada por la plataforma social X, el funcionario insinuó que estaba prestando un servicio de transporte ilegal:
«¿Es delito recoger a la familia?», cuestionó el afectado, desatando una ola de indignación en redes sociales. La polémica crece porque ahora, pareciera, cualquier vehículo particular puede ser sospechoso de ser InDrive o transporte informal, sin pruebas claras ni investigaciones de fondo.
El segundo caso no se quedó atrás: otro ciudadano denunció que su vehículo fue inmovilizado solo por ir acompañado de su esposa, bajo presunción de estar prestando un servicio ilegal. Hasta el momento, las autoridades no se han pronunciado, aumentando la percepción de arbitrariedad en los procedimientos.
Y como si fuera poco, un tercer caso destapó otra incongruencia: una grúa utilizada para inmovilizar vehículos fue vista operando con una llanta pinchada y en mal estado el pasado 26 de abril. La comunidad no tardó en reaccionar:
«¿Dónde queda la coherencia? ¿Quién los sanciona a ellos?», cuestionaron ciudadanos que piden una revisión inmediata de las condiciones de estos vehículos oficiales.
- Podrás ver el video de la polémica aquí: https://extra.com.co/transito-en-duitama-control-o-atropello/
¿Y en qué se basaron?
Para ser justos, también cabe preguntarse: ¿en qué se habrán basado los agentes de tránsito para tomar estas decisiones? ¿Detectaron algún indicio que los llevara a sospechar de un servicio informal?
Sin embargo, lo lógico y sensato sería que antes de imponer un comparendo, se hiciera una verificación más profunda: consultar bases de datos, buscar la placa en plataformas como InDrive, verificar si hay cobros activos, confirmar si realmente se trata de un servicio irregular.
Pero hacer un comparendo solo por sospecha, sin investigación ni pruebas claras, es preocupante. Porque así como las autoridades merecen respeto, también deben ser corregidas cuando sobrepasan la raya. La confianza se gana, no se impone.
Y que, a la fecha, no haya un comunicado oficial explicando el actuar de los agentes, deja mucho que desear. El silencio institucional habla más fuerte que mil palabras.
El control debe ser para todos, no solo para algunos
No se trata de justificar irregularidades. Claro que deben controlarse los servicios ilegales. Pero también debe respetarse el debido proceso, la dignidad y los derechos básicos de los ciudadanos.
¿Cómo se justifica que, mientras una grúa pinchada remolca vehículos ajenos por supuestas faltas, nadie vigile las faltas de las mismas autoridades? ¿Dónde quedó la equidad ante la ley?
Además, cuando se presume un servicio informal, ¿no debería el agente de tránsito verificar a fondo antes de imponer un comparendo? ¿Buscar pruebas reales, consultar bases de datos, solicitar información formal y no basarse en suposiciones?
Estas son preguntas legítimas que surgen cuando el principio de presunción de inocencia parece evaporarse en las calles de la Perla.
¿Qué implicaciones legales existen?
La actuación de los agentes de tránsito debe enmarcarse en el respeto de los principios legales y constitucionales. Inmovilizar un vehículo sin pruebas claras puede configurar abuso de autoridad (artículo 416 del Código Penal Colombiano) y violar derechos fundamentales como el debido proceso.
Además, los ciudadanos afectados podrían interponer acciones legales, como acciones de tutela o quejas disciplinarias ante los entes de control, exigiendo la reparación de los perjuicios ocasionados. El control vehicular no puede ser un terreno de arbitrariedad, debe estar sustentado en hechos, pruebas y procedimientos legales transparentes.
Mientras los ciudadanos cumplen, ¿Quién vigila a quienes deben hacer cumplir la ley?
Autoridad sí, pero con responsabilidad
El control vehicular en Duitama no puede convertirse en un campo de sospechas sin fundamentos. Ni todos los vehículos son InDrive, ni todos los pasajeros son clientes. La autoridad debe ser firme, sí, pero también justa, coherente y respetuosa.
Hoy, la comunidad no pide impunidad: pide respeto. Pide que se ejerza la ley con criterio, sensatez y legalidad. Porque una autoridad que abusa no corrige: fractura la confianza ciudadana y profundiza el desencanto. Y si seguimos así, cada comparendo sin sentido será un ladrillo más en el muro de la desconfianza.