A tres años de la tragedia de El Broncazo

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Se acaban de cumplir 3 años de la tragedia del cerro El Broncazo en el municipio de Rosas, sur del Cauca, donde murieron más de  30 personas y 100 familias perdieron todo lo que tenían. Muchas de éstas han tenido que volver a habitar el lugar de la tragedia, con el riesgo que eso entraña, así se ha venido denunciando desde hace tiempo, el último que lo hizo fue un concejal de esta localidad. Y todo tiene que ver con  lo de siempre: el incumplimiento del Gobierno a los damnificados a los que se les prometió en su momento un proceso de reubicación inmediato.   
El gobierno y la institucionalidad no generan confianza en los ciudadanos porque los funcionarios y el aparato estatal faltan sistemáticamente a su palabra e incumplen por costumbre sus compromisos. 
Y esta especie de cinismo institucional ha hecho carrera. Las promesas son para incumplirlas y nadie se pone colorado. Hay miles de respuestas apropiadas para dar largas, para dilatar los términos, para decir que se está trabajando en ello cuando en realidad ni siquiera se ha considerado hacer algo
Y esta desvergüenza tan evidente en muchas áreas de gestión oficial, especialmente en lo relacionado con la inversión pública y social, adquiere un tinte casi despreciable cuando se trata de personas que han sufrido una calamidad o están en una situación de vulnerabilidad evidente.
Este es el caso de los damnificados del desastre natural de Portachuelo en el municipio de Rosas, que dejó una estela de tierra, lodo, dolor y muerte hace algunos meses. Después de la catástrofe vinieron las declaraciones solidarias, el acompañamiento, la ayuda inmediata a los sobrevivientes que de un momento a otro vieron como el cerro el Broncazo arrastraba a sus seres queridos y sepultaba todo lo que tenían en esta vida bajo toneladas de barro.
Y claro, vinieron las promesas de ayuda por parte de los gobiernos municipal, departamental y nacional. Las ayudas básicas eran dotar a los damnificados de un lugar donde vivir alejado de la zona del desastre y el pago de un subsidio.
Y ese incumplimiento con los damnificados se empezó a notar muy pronto, a solo dos meses de la catástrofe los sobrevivientes denunciaron que la Administración no les había cumplido con el pago oportuno de los arriendos de los inmuebles donde tuvieron que ser ubicadas de emergencia. 
Les prometieron un subsidio para compra de vivienda, es decir una ayuda para que pudieran tener una vivienda digna. De eso tampoco hay nada.
Estas mentiras y falta de compromiso se vuelven casi obscenos y perversos, los damnificados sabían ya que tendrían que volver al sitio de la catástrofe porque el gobierno los dejó literalmente tirados. Una vergüenza del tamaño de la montaña. Si saben que no los van ayudar es mejor decir las cosas y no prometer.

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