La detención de Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul y líder opositor al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, ha desatado una ola de protestas sin precedentes en Turquía. En los últimos cinco días, las autoridades han arrestado a más de 1.100 personas en manifestaciones que han sido prohibidas por el gobierno. Las movilizaciones se han extendido a otras ciudades como Ankara e Izmir, donde la tensión crece con cada jornada. Turquía enfrenta la mayor ola de manifestaciones en una década.
Brutal represión y censura, Turquía enfrenta la mayor ola de manifestaciones en una década
Las fuerzas de seguridad han utilizado gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes, dejando decenas de heridos. Entre los detenidos hay periodistas, abogados y miembros de partidos de izquierda, quienes han denunciado abusos durante su detención. Además, el gobierno ha impuesto restricciones a la prensa y ha bloqueado redes sociales para evitar la difusión de las protestas, lo que ha generado críticas por la falta de libertad de expresión.
Desde prisión, Ekrem İmamoğlu ha enviado un mensaje a sus seguidores, instándolos a continuar con las protestas pacíficas. «Turquía está viviendo una revolución democrática», afirmó en una carta que fue publicada por su equipo de trabajo. Mientras tanto, el ministro del Interior, Ali Yerlikaya, justificó las detenciones alegando supuestas conexiones con grupos terroristas, una estrategia recurrente del gobierno para desacreditar a la oposición.
Erdogan bajo presión internacional
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la represión en Turquía. Organismos de derechos humanos denuncian el encarcelamiento de opositores como una estrategia política de Erdogan para debilitar a sus rivales de cara a las próximas elecciones. Estados Unidos y la Unión Europea han pedido la liberación inmediata de los detenidos y el respeto a los derechos fundamentales.
Impacto económico, Turquía enfrenta la mayor ola de manifestaciones en una década
El arresto de İmamoğlu y las protestas han golpeado a la economía turca. La lira se ha desplomado y la bolsa de Estambul ha registrado caídas significativas en los últimos días. Inversionistas advierten que la inestabilidad podría agravar la crisis financiera del país, que ya enfrenta altos niveles de inflación y desconfianza en los mercados internacionales.
Las movilizaciones recuerdan a las protestas del parque Gezi en 2013, que marcaron un punto de inflexión en la oposición a Erdogan. En aquel entonces, miles de ciudadanos se levantaron contra la represión gubernamental, un episodio que resuena con fuerza en la actualidad. Esta nueva crisis política podría redefinir el futuro de Turquía y su liderazgo en un momento clave para su democracia.