A propósito del proyecto que prohíbe el plástico de un solo uso en Colombia, no n no tenemos conciencia del daño que hace el plástico a la naturaleza. A pesar de esta ley, por los hábitos de consumo actuales será muy difícil eliminarlo de nuestra vida. Los encontramos en nuestra casa, en el trabajo, la escuela y en la calle. Muchos objetos que nos rodean son de este material. El plástico no se biodegrada, simplemente se va rompiendo en partículas más pequeñas. Por eso se dice que todo el plástico que se ha fabricado en la historia, sigue en la tierra dando vueltas en algún sitio. De hecho, sólo un 9% del plástico que hemos fabricado en toda la historia, se ha reciclado.

Toneladas producidas

Los seres humanos hemos producido 8.300 millones de toneladas métricas de plástico desde 1950. Solo el 9% de los residuos plásticos se recicla y la gran mayoría termina en vertederos y en el medio ambiente, donde se disgrega en micropartículas que contaminan las aguas y el aire, dañan la fauna marina y, en última instancia, son ingeridas por los seres humanos. Un peso equivalente al de 80 millones de ballenas azules, 1.000 millones de elefantes o 25.000 Empire State Buildings. Esta es la cantidad de plástico que los seres humanos hemos generado desde que comenzó la producción a gran escala de materiales sintéticos a principios de la década de los 50: 8.300 millones de toneladas métricas. Una cantidad suficiente para cubrir Argentina. 

Comemos plástico

Y una de las causas principales del incremento imparable en la producción de plásticos es que tienen una vida útil muy breve: la mitad se convierten en residuos después de cuatro años de uso o menos. Aunque lo verdaderamente preocupante es que solo el 9% de esos residuos fue reciclado, mientras que un 12% fue incinerado y un 79% terminó en vertederos y en el medio ambiente. Aunque no lo notemos, comemos y bebemos microplásticos cada día hasta un total de cinco gramos a la semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito, dice estudio de la Universidad de Medicina de Viena. Estas partículas entran en la cadena alimentaria a partir de los alimentos o el consumo de bebidas, pero también por los residuos de los envases. En este sentido, los investigadores sostienen que al beber de 1,5 a dos litros de agua al día de botellas de plástico se ingieren unas 90.000 partículas de ese material al año, mientras que al hacerlo del agua del grifo esta cifra disminuye a 40.000.