La desertificación y la sequía afectan a más de 3.200 millones de personas en el mundo, según la ONU. Este 17 de junio, el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía busca generar conciencia sobre la urgencia de restaurar los suelos y garantizar el acceso al agua.

¿Qué es la desertificación y la sequía?
La desertificación es la pérdida de fertilidad del suelo debido a la deforestación, el uso excesivo de recursos y el cambio climático. La sequía, por otro lado, es la disminución prolongada de agua en una región, afectando la producción agrícola y la biodiversidad.
Impacto en el planeta
La degradación de los suelos y la escasez de agua generan problemas como:
- Disminución de tierras cultivables, afectando la producción de alimentos.
- Desplazamiento de comunidades, debido a la falta de recursos naturales.
- Mayor vulnerabilidad ante el cambio climático, intensificando fenómenos extremos.
Soluciones para revertir la crisis
Para combatir la desertificación y la sequía, es necesario:
- Promover la reforestación, restaurando ecosistemas degradados.
- Reducir el uso de plásticos y contaminantes, protegiendo los suelos.
- Implementar políticas de conservación, asegurando el acceso equitativo al agua.
- Fomentar la educación ambiental, sensibilizando a la población sobre el problema.
Este año, el lema “Restaurar la tierra. Liberar las oportunidades” destaca la importancia de recuperar los suelos para garantizar la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. La restauración de la tierra es clave para un futuro sostenible.