Una madre denuncia abuso sexual, psicológico y físico contra ella y sus hijos por parte de su expareja

Un infierno disfrazado de familia

«Soy Isabel Pineda, resido en la ciudad de Duitama, ya desde hace ocho años, y quiero que escuchen mi historia.» Así empieza el testimonio de una madre que decidió hablar sin miedo. Isabel conoció a José Luis García Jiménez, alias «El Mexicano», cuando trabajaba como vendedora ambulante. En ese momento, tenía una hija de un año y él comenzó a visitarla, enamorarla y ayudarle con comida.

Al principio todo fue amabilidad, pero después de un embarazo y la convivencia, empezaron las agresiones. «El José Luis que yo conocí al principio no fue el que mostró después de que yo tuve a mi hijo», dijo.

Duitama se estremece. No por una noticia viral ni por una tendencia fugaz, sino por la desgarradora historia de una mujer que ha decidido romper el silencio y contar su verdad. En su relato —que ha circulado en redes sociales—, detalla una relación que inició con amor y promesas pero terminó en control, maltrato, chantaje emocional y finalmente, el abuso sexual a su hija menor.

Control, agresiones y miedo

“Él tomaba esas actitudes de la nada. En la mañana podía estar de mil amores y en la noche trapeaba el piso conmigo”, relata. Isabel cuenta que el presunto agresor, José Luis García Jiménez, alias “El Mexicano”, fue su pareja por varios años y padre biológico de su hijo menor.

La relación se volvió un calvario: gritos, celos, chantajes. Isabel cuenta que em medio de discusiones subidas de tono, él se llevaba todo de la casa, incluso elementos de la cocina, muebles. «Solo dejó la cama». Luego pedía perdón, suplicaba, volvía. Pero la situación solo empeoraba.

Isabel relata que, alguna vez, él la amenazó con un arma en una discoteca, le pedía ver sus redes sociales, le compraba las bebidas alcohólicas para que las tomara dentro de la casa con tal de no dejarla salir y que incluso la obligaba a tener intimidad. Sus hijos vivían atemorizados. «Mami, ya va a llegar mi papá», y se escondían, dice.

Una denuncia que lo cambió todo

Cuando Isabel decidió dejarlo y denunciar, su vida se llenó de más miedo. «Quemó mi ropa con ácido, destruyó todo. Me vigilaba afuera de mi casa en la moto.» Las señales de alerta fueron muchas, pero difíciles de ver desde dentro.

Una de las escenas más impactantes: cuando, tras discutir por no acceder a casarse con él y expresar su intención de terminar la relación, el sujeto regresó a la casa y quemó con ácido su ropa.

“Cuando llego a mi casa, me dice mi hija: ‘mamá, llegó mi papá mexicano y echó un agua en el clóset’… era ácido”, denunció.

Pese a que las autoridades lo citaron y se habló de una condena de hasta 12 años, menciona haber sido chantajeada emocionalmente por su expareja para desistir de las denuncias, con frases como “no me haga eso, piense en nuestro hijo”. Isabel cedió y le dio el principio de oportunidad, una decisión que dice fue «el peor error de mi vida».

La revelación más dolorosa

Pero lo más grave vendría después. Según Isabel, su hija de apenas 8 años, le confesó con el pasar de los años que el «Mexicano» la había abusado sexualmente desde que tenía alrededor de 4 años. A escondidas, cuando su mamá se metía al baño. La obligaba.

“Me decía: mamá, porque él me amenazaba, que me iba a matar con el arma. También a ti y a mi hermanito», confesó la menor según el relato de su madre, después de preguntarle el porque no se lo había dicho antes.

«Él botaba algo blanco, caliente, y me limpiaba para que no te dieras cuenta», narró la niña. Médicos evidenciaron lesiones. Isabel no podía ni mirarla a los ojos del dolor que sentía. «Le ponía el pie en la boca. Mi hijo le decía que por favor no le hiciera más daño a su hermanita», cuenta Isabel entre lágrimas.

El niño también habría sido víctima de agresiones. Según el testimonio de Isabel, su hijo presenció varios de los abusos y suplicaba a su padre que no le hiciera daño a su hermana, pero sus ruegos eran ignorados.

En otro momento, el niño sufrió una fractura en su brazo, y en lugar de llevarlo al hospital, el presunto agresor optó por llevarlo a que lo “sobaran”, ignorando el evidente dolor del menor. El malestar físico llegó a tal punto que el niño se hizo sus necesidades del dolor, un hecho que, según su madre, es la prueba reina del abandono y la negligencia a la que fue sometido por su propio padre.

Justicia, no venganza

Isabel no busca venganza. Busca justicia. «No me victimizo. Solo quiero que se sepa la verdad y que este hombre pague por lo que le hizo a mis hijos».

Este caso evidencia la cruda realidad de muchas mujeres y niños en Colombia. Las instituciones deben actuar con contundencia y sensibilidad. «Yo estoy sola. Solo tengo a mis hijos y a mi pareja actual. Pero no me voy a callar.»

Este caso ha desatado indignación y conmoción. Isabel no solo relata lo sucedido, sino que cuestiona el papel de quienes hoy defienden al presunto abusador.

Según denuncia, la que seria la abogada defensora de la contraparte, ha hecho dilataciones en el caso impidiendo una judicialización contra el señalado. «Si usted fuera madre, si tuviera un hijo. Póngase la mano en el corazón», le pidió a la mujer que atiende el caso en favor de José Luis.

Implicaciones legales: un delito que no prescribe

En Colombia, los delitos sexuales contra menores tienen penas severas y no prescriben. De acuerdo con el Código Penal Colombiano, en su artículo 208A, el acceso carnal abusivo con menor de 14 años tiene una pena entre 12 y 20 años de prisión, que puede aumentar si hay agravantes.

Asimismo, la violencia intrafamiliar está contemplada en el artículo 229, con penas que oscilan entre 4 y 8 años, y pueden agravarse si hay reincidencia o la víctima es menor de edad.

Si se comprueban los hechos denunciados, el presunto agresor podría enfrentar múltiples delitos según el Código Penal Colombiano:

  • Violencia intrafamiliar (Artículo 229): con pena de 4 a 8 años de prisión, por los actos de maltrato físico, psicológico y económico.
  • Acceso carnal abusivo con menor de 14 años (Artículo 208): con penas de 12 a 20 años de cárcel, si se demuestra el abuso sexual a su hija.
  • Actos sexuales abusivos con menor de 14 años (Artículo 209): penas de 9 a 13 años, incluso si no hubo acceso carnal.
  • Daño en bien ajeno (Artículo 265): por los daños causados con ácido y destrucción de bienes personales.

A esto se sumarían posibles agravantes por el vínculo de parentesco, convivencia y la utilización de armas.

“Cuando abrí el clóset me di cuenta que había quemado con ácido toda mi ropa”, relata Isabel Pineda, una mujer que dice haber vivido el infierno con quien fuera su pareja por años.

¿Este es un caso aislado? Lamentablemente no

La violencia contra la mujer y los niños sigue latente en Colombia, y muchos agresores se amparan en el silencio, el miedo o la impunidad.

Isabel lo dijo claro: «Ayúdeme a que esto se haga viral. Ayúdeme a que se haga justicia. Yo lo que quiero es que, por favor, me ayuden. Que hagan algo. Que él pague por lo que le hizo a mi hija.”

Casos como el de Isabel no pueden volverse paisaje ni cifras frías. Requieren acción. Requieren justicia.

Hasta ahora, la parte acusada se mantiene en silencio, y lo único que resuena en las redes sociales, es una desgarradora historia que pide a gritos no ser archivada.


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