Gran dolor ha causado en la comunidad educativa del Liceo Alejandro de Humboldt, sede del barrio Yanaconas en Popayán, y en la ciudad de Popayán en general, el fallecimiento de la pequeña Camila Sánchez Medina de solo 9 años de edad, cuando cayó a un afluente crecido por las lluvias violentas que han venido azotando la capital del Cauca, en una zona rural del oriente de la capital caucana. Esta es una pérdida irreparable producto de muchos factores, no solo el climatológico. Hay elementos socioeconómicos y de infraestructura que jugaron un papel determinante en este desenlace trágico. Está la marginalidad de los sectores rurales, el profundo abandono estatal, la desigualdad, la pobreza. Si esta niña y su familia vivieran en cualquier otro sector del municipio, especialmente en la parte urbana, seguramente no tendría que haber afrontado una situación de tanto riesgo como cruzar una quebrada embravecida por las precipitaciones. Pero, además de este escenario determinante queremos hablar de un problema de inconsciencia o insolidaridad ciudadana que impidió que esta pequeña tuviera una última oportunidad de salvar su vida. Resulta que la niña fue encontrada eso sí con muchas afectaciones y fue sacada del lugar en una camioneta. Los paramédicos que fueron en su auxilio a bordo de una ambulancia no pudieron llegar por el tráfico y la congestión vehicular que se había formado por las caravanas del 31 de Octubre. Los profesionales tuvieron que intentar realizar el proceso de reanimación en el mismo vehículo particular, pero la niña no logró llegar con vida al centro hospitalario. Desde la Oficina de Gestión del Riesgo, su titular hizo un llamado a la conciencia de la ciudadanía: “personas inconscientes no dieron vía a las ambulancias, por eso le rogamos a la ciudadanía que por favor respeten la vía de las ambulancias, que las dejen pasar, para que puedan realizar su labor”. Terrible. El Articulo 64 del Código Nacional de Tránsito indica que se debe ceder el paso a los vehículos de emergencia que estén debidamente identificados con luces o sirenas. El derecho a la vida prima y que quien va en una ambulancia requiere de atención oportuna. Aparte de las leyes y las sanciones que determina la ley por no dar paso a un vehículo de emergencias, se trata de un tema de sentido común, de humanidad, puede estar en juego, como en el caso de la pequeña Camila, la vida de una persona. El día de mañana puede ser un familiar nuestro o nosotros mismos.
